Las chucherías, generalmente cargadas de azúcares refinados, provocan un aumento rápido y transitorio de los niveles de glucosa en sangre. Este fenómeno puede llevar a una resistencia a la insulina, el precursor de la diabetes tipo 2, que afecta tanto a niños como a adultos. Asimismo, la acumulación de grasas saturadas en el organismo, una característica común en muchas chucherías, contribuye significativamente al aumento de peso y, en consecuencia, a la obesidad.

La conexión entre la dieta y la salud mental es muy estrecha ya que una alimentación rica en azúcares y grasas saturadas puede contribuir a trastornos como la depresión y la ansiedad, pero no son los únicos cambios que repercuten en la salud mental de las personas. Se pueden dar, por ejemplo: 

1. Cambios en el estado de ánimo: El alto contenido de azúcares procesados en las chucherías puede generar fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre, lo que se traduce en cambios bruscos en el estado de ánimo. Momentos de euforia seguidos por caídas abruptas pueden contribuir a irritabilidad y fatiga, afectando a la estabilidad emocional.

2. Depresión y ansiedad: La conexión entre la alimentación y la salud mental destaca la importancia de adoptar hábitos alimenticios que respalden un equilibrio emocional. Hay estudios que han establecido la relación entre una dieta rica en azúcares y grasas saturadas con un mayor riesgo de depresión y ansiedad. Es una de las conexiones más evidentes en la que investigadores del Instituto de Epidemiología y Salud del University College de Londres determinaron que los hombres y las mujeres con problemas de salud mental que consumen una gran cantidad de azúcar también tenían un mayor riesgo de recaer en una depresión a largo plazo, en comparación con los que tomaban menos carbohidratos. 

3. Problemas de concentración: Los picos y caídas en los niveles de energía asociados con el consumo de chucherías pueden afectar la concentración y la atención. En entornos académicos o laborales, mantener un enfoque constante es esencial y las variaciones en el rendimiento cognitivo pueden influir en la productividad y el desempeño.

4. Adicción alimentaria: Algunas personas pueden desarrollar patrones de comportamiento similares a la adicción en relación con las chucherías, especialmente aquellas que contienen altos niveles de azúcar y grasas. La búsqueda constante de gratificación a través de estos alimentos puede crear un ciclo adictivo que afecta negativamente la relación con la comida.

5. Problemas de sueño: La ingesta excesiva de azúcares y cafeína presentes en algunas chucherías puede interferir con la calidad del sueño. El insomnio y los patrones de sueño irregulares están asociados con un mayor riesgo de problemas de salud mental, como la depresión.

6. Influencia en la autoestima: El consumo descontrolado de chucherías y la consecuente ganancia de peso pueden tener un impacto negativo en la autoestima. La insatisfacción corporal y la preocupación por la imagen pueden desencadenar problemas emocionales, contribuyendo a trastornos alimentarios y afectando la salud mental.

Se han hecho pocos estudios con los que se pueden comprobar estas relaciones. "Las dietas ricas en altos niveles de azúcar tienen consecuencias en nuestra salud, pero nuestro estudio muestra que podría haber también una relación entre el consumo de azúcar y los problemas de salud mental, en especial en hombres", comenta la coordinadora del estudio, Anika Knüppel.