Comercio

Sevilla hace suya la nueva flagship de Zara en el día de la inauguración

Inauguración de la 'flagship' de Zara en Sevilla / Juan Carlos Vázquez

Diez, nueve, ocho, siete... Y así hasta llegar al cero. La inauguración de la flagship store de Zara en la Plaza del Duque, en pleno centro de Sevilla, tiene también su especial cuenta atrás. Dentro del inmenso edificio -donde un día estuvieron Mark & Spencer y luego El Corte Inglés- los empleados y directivos descuentan los segundos que quedan para recibir a la primera mujer (es el género absolutísimo) que pisa esta megatienda de la que tanto se ha hablado los últimos días. No es para menos, pues con su apertura, Inditex, el gigante de la moda española, da un paso decisivo en la apuesta por la capital andaluza, hasta el punto de traer a ella un concepto de establecimiento nada habitual en la ciudad. 

Desde media hora antes de que se inicie un nuevo episodio en la historia comercial de Sevilla (seamos grandilocuentes), hay personas apostadas en los alrededores. Algunas de las futuras clientas aprovechan para desayunar en el Bar Duque, donde el rugir de las cafeteras armoniza la espera. De los mejores sitios del Casco Antiguo para yantar a horas tempranas.  

El grupo de quienes aguardan a pie de puerta la apertura de la flagship (nos damos por vencidos con los anglicismos) se amplía por minuto. No dejan de llegar curiosos. Hasta un conductor de Tussam, que mira de reojo por los amplios escaparates. En esos momentos hay una visita guiada para empleados. La plantilla de la megatienda la conforman 150 trabajadores. De ellos, medio centenar son de nueva contratación, ya que la mayor parte proceden de los negocios que Zara tiene en el centro y que ahora se cierran para concentrarse en este proyecto. Entre ellos se encuentra el de Rioja (donde Scalpers abrirá su buque insignia en la capital hispalense), el de Velázquez y el de la Campana, que se clausura este jueves y reabrirá en primavera, ya integrada en la megatienda y con ropa masculina. 

La cuenta atrás

Entre el público que espera en la calle, donde por un momento ha dejado de llover, se encuentra Charo, que viene a descambiar un pedido de internet. Llega con el uniforme de trabajo y quiere escapar del foco de las cámaras que graban la apertura. "Que no me saquen, que no estoy en condiciones", pide a un operador de televisión.  A su lado se coloca otra clienta, a la que aconseja que se ponga delante de ella, por estar "mejor arreglada". La señora, de perfume intenso y con pelo de zorro (o especie animal similar) en el cuello del abrigo, accede a la solicitud. 

Todas se suman a la cuenta atrás. Una algarabía que captan en sus teléfonos móviles multitud de ciudadanos que pasan por el Duque. "Mira, están llorando", le dice una hija a su madre sexagenaria al comprobar cómo se emocionan algunos trabajadores de Zara en los instantes previos a la inauguración. Una espera que acaba con un gran aplauso y con los flashes de las fotos apuntando al acceso principal de la calle Alfonso XII. El de San Eloy también se ha abierto. 

Una joven mira la ropa de fiesta en el nuevo establecimiento de Zara. Una joven mira la ropa de fiesta en el nuevo establecimiento de Zara.

Una joven mira la ropa de fiesta en el nuevo establecimiento de Zara. / Juan Carlos Vázquez

Los dependientes para este día visten unos trajes oscuros oversize. Pero muy oversize. Hasta el punto de que en cada pata de pantalón cabrían tres piernas. Se agradece esta tendencia contra la ropa ajustada por parte de quienes hemos adquirido un perfil abombado en la cintura. En la holgura está la comodidad y, no por ello, la falta de elegancia. 

Los mismos precios

Una de las responsables de la megatienda asegura que en sus cuatro plantas se reúne toda la colección de la firma. En menos de un cuarto de hora el establecimiento se ha llenado. "Esto es una virguería", comenta una persona mayor a un familiar por el teléfono, quien, no obstante, lamenta que no haya ofertas para la inauguración, aunque los precios, eso sí, se mantienen igual, pese a lo sofisticado del establecimiento. 

En los puntos de autocobro la presencia de personal es permanente. Asesoran en el proceso para pagar sin tener que pasar por caja. Y con la posibilidad de llevar bolsa o no, que en esto la enseña de la familia Ortega también tiene un compromiso con el medio ambiente y esa palabra de tan compleja pronunciación: sostenibilidad. 

La apertura de la flagship se convierte en reclamo para los visitantes que se encuentran en Sevilla. Marián está de turismo estos días y se confiesa una seguidora de Zara. "Toda tienda que inaugura me gusta visitarla", explica. Admite que le ha impactado la que se acaba de abrir, pues su presentación nada tiene que ver con lo que suele encontrarse en los negocios que hasta ahora poseía en la ciudad. "Uno de los motivos de que dejara de comprar en las tiendas era la aglomeración de gente. La de la Campana se había quedado muy pequeña y me agobiaba", refiere Charo, la mujer que había ido a descambiar un pedido on line y que ya está de vuelta.

Probadores con reserva

Dicho servicio se presta en la última planta, donde hay habilitados 34 probadores. Sí, como lo lee, más de una treintena de habitáculos que podrá reservar por la app de Zara para comprobar que el género seleccionado es de su gusto. Una cinta delimita el recorrido por esta zona, en la que una pantalla le informa de los que están disponibles. 

La mañana vuelve a meterse en agua. "Parece que estamos en Galicia", refiere otra responsable de la megatienda. Un guiño meteorológico a la tierra de Amancio Ortega, ese gigante de la moda que llena los fondos de armario de España y que escribe un nuevo capítulo en la historia comercial de Sevilla. Otro magnate en el Duque. 

 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios