Enología

Moriles y Montilla ponen en valor su tesoro más desconocido: el vino en rama

Stand del lagar de Casablanca con los vinos en rama traídos para la degustación.

Stand del lagar de Casablanca con los vinos en rama traídos para la degustación. / Miguel Ángel Salas

Los vinos en rama son el tesoro más desconocido de la comarca vitivinícola de Montilla-Moriles. La falta de publicidad o el desconocimiento los ha tenido siempre arrinconados, como el hermano pobre, un papel que ya no están dispuestos a asumir más. Y para ganar tiempo al tiempo, un grupo de once bodegas y lagares ha dado a conocer en Córdoba todas las virtudes de unos caldos "más íntegros" que "tienen mucho que decir en un futuro próximo" durante una jornada con degustación y cata dirigida celebrada en el Real Círculo de la Amistad de la capital, con una notable aceptación de público y personalidades del sector.

Tras la presentación de ese acuerdo histórico el pasado mes de abril, Los Borbones, Casablanca, Doblas, Los Frailes, Maíllo, El Monte, La Primilla, Los Raigones, Robles, San Pablo y Toro Albalá han dado un paso más en su objetivo de "difundir y reivindicar los vinos en rama de Moriles y Montilla", como ha recordado el gerente de este colectivo, Cristóbal Luque. Este "colofón" da continuidad a la promoción iniciada con el lanzamiento de la web vinoenrama.es y con reflejo en redes sociales y prensa, con el que estos caldos han empezado a tomar posición en un mercado en el que están mucho más presentes de lo que cabe esperar.

"Los cordobeses tienen mucho apego a los vinos en rama, pues hay mucha costumbre de beberlos, aunque no se sepa que lo son", ha insistido Luque, recordando que aquellos caldos que se degustan en casa tras ser adquiridos en la bodega para rellenar las pequeñas botas propias son precisamente eso mismo. Y esto es "el vino más íntegro, el menos procesado y menos manipulado", dado que la necesidad de que tengan que durar "largo tiempo" cuando se embotellan para exportación obliga a "estabilizarlos, filtrarlos o pasarlos por sistema de frío para que perduren y eso les resta materia de color y olor, algo que el vino en rama no sufre".

Durante la jornada se ha puesto que el vino en rama no es un tipo, sino "un estado, uno de los mejores momentos en los que se puede tomar un vino", dado que "es menos procesado, más directo, más íntegro y con todos los sabores y olores propios de donde venga". Es más, aunque en muchas ocasiones se asocia al fino exclusivamente, las bodegas y lagares presentes en el Círculo de la Amistad han mostrado algunos de sus caldos jóvenes, de tinaja, amontillados, palo cortado, olorosos, generosos o pedro ximénez, en lo que ha sido un bodegón espectacular para dar a conocer un producto que pide su sitio con fuerza.

Y con sus matices, pues como ha señalado Cristóbal Luque, "el vino en rama no tiene que ser turbio ni enturbiado, pero la limpiadez es menor, menos fina que el filtrado y preparado, y hay que saber que si se mantiene en botella largo tiempo, va a precipitar y va a tener materia grosera en el fondo, aunque eso no es malo, pues las genera el vino solo". "Los vinos tienen su vida útil y un momento idóneo para tomarlos; si tienes un vino en casa de calidad, no lo guardes para la comunión de tu niña ni la boda de tu prima porque te lo vas a encontrar mal", ha sentenciado.

Muchas de las palabras del gerente de este grupo de bodegas y lagares las suscribe también Francis Robles, de Bodegas Robles, que ha presentado su variedad de caldos, ecológicos y en rama, consciente de que "tiene muchísimo que decir en el corto plazo y el DO Montilla-Moriles". "Hablar del vino en rama es hacerlo de una estado natural en el que no hay ningún proceso de estabilización ni de filtración, por lo que es su estado más puro", ha incidido antes de reivindicar que a este tipo hay que entenderlo "como un elemento vivo que es y saber que su caducidad es más corta que un producto estabilizado".

Un hombre 'prueba' olfativamente el vino en su copa. Un hombre 'prueba' olfativamente el vino en su copa.

Un hombre 'prueba' olfativamente el vino en su copa. / Miguel Ángel Salas

Pero eso no es bueno ni malo, sino un matiz sobre el que hay que actuar para alcanzar el éxito. Porque si algo tiene claro Robles es que "hay que entender que el consumidor de hoy no es el de hace 40 años y si no nos adaptamos, lo vamos a tener difícil para sacar el sector, pues hay que poner en el mercado los vinos que quiere la gente", y que pasan por una corriente en la que se incluyen "los ecológicos, sin alcohol, en lata, espumosos... y poco a poco el consumidor se adaptará para llegar a los grandes vinos generosos también".

Para ello, jornadas como esta dedicada al vino en rama son un gancho perfecto. Sobre todo si cuentan con explicaciones como las de la enóloga Carmen Requena, que ha destacado que el vino en rama es "un vino en plenitud, con aromas más intensos y en boca con más sensaciones". Luego ha dirigido una cata en la que se han podido degustar un vino de tinaja, un fino, un amontillado, un oloroso y un pedro ximénez, sacando sus matices y sus señas de identidad, para abrir más las ganas de tomar una copa. Porque para eso, cualquier hora es buena, siempre que no se perdone el golpe de la una, que es casi sagrado en Moriles. Tomen nota.

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