El fotógrafo Juan José Romero expone sus días más oscuros en Iznájar
Subbética
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La periodista y crítica cultural Carmen K. Salmerón dice del fotógrafo Juan José Romero que sabe de demonios, de angustias, de infiernos –las y los que ha vivido- y del ojo mecánico –el de la cámara fotográfica- como extensión del ojo fijo. También destaca de este artista nacido en Rute que en esta ocasión el ojo mecánico “ha tenido la urgencia de encontrar respuestas, lanzar misiles incorpóreos capaces de acotar una realidad, convertirla en subjetiva, interiorizarla, y desde ahí sacar los demonios carnales que anudaron las vísceras una vez”.
Con esa urgencia ha parido la muestra fotográfica que estos días se puede visitar en Iznájar y que ha dado en llamar Los días oscuros. Como bien insiste la periodista y crítica cultural almeriense, Juan José Romero llevaba nueve años sin exponer. “Tras lanzarse a las profundidades de los avernos sin saber qué pasaría o qué dejaría de pasar, lo acuciante para él era encontrar señales, respuestas. Encontrar un sentido. Y la heroína se convirtió en una cicerone despiadada y voraz. No fue fácil el camino con esa compaña, como no lo fue decidir escapar de ella; cambiar de párrafo, cambiar de piel. No fue fácil. Pero tampoco imposible. Tres años en Proyecto Hombre marcaron otras sendas no siempre dulces ni amables. Y es así como el artista gráfico decidió contar su viaje y empezar a hablar de sus demonios”, insiste Carmen K. Salmerón.
La muestra está compuesta de 49 fotos “brutales” y consta de dos partes. Por un lado, la parte que ha dado en titular Los días oscuros, con un total de 18 instantáneas que componen una cruz católica, y donde el soporte de cada foto es la base de una lata de atún o sardinas. "En ellas el autor se muestra explícitamente consumiendo, con el mono, y con el sinvivir de esa sordidez que un día le secuestró", relata.
Y por otra, una segunda parte, Los caminos del Señor, “que lejos de ser una quimera esperanzadora, es la metáfora escandalosa de lo que sucedía durante los trayectos diarios que recorría para conseguir cada dosis. Aquí el fotógrafo dispone las fotos, cada una en su respectiva lata, como rayos que salen de un sol, que lejos de calentar hiela”, añade la crítica.
Juan José Romero atesora en su curriculum más de 50 exposiciones fotográficas, entre individuales y colectivas. Frente a su objetivo se han colocado artistas de la talla de Enrique Morente o Vicente Amigo. Sus fotografías van más allá de la mera instantánea. El resultado final tiene un amplio proceso creativo antes y después de captar la imagen. Antes, porque le gusta preparar lo que retrata. No es un fotógrafo que sale a la calle cámara en mano “a capturar imágenes”.
Al contrario, cuando emprende una sesión ya lleva un tiempo madurándola, pensando lo que quiere hacer, buscando el lugar y la persona adecuada que sirva de modelo; en esta ocasión, el modelo ha sido él mismo. Después toca completar el proceso creativo. Lo ha hecho desde primera hora, “cuando todo era analógico” y él mismo coloreaba a mano sus propias fotos.
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