Agricultura

El campo cordobés mantiene su lucha: "Esto es una catástrofe”

Tractorada del pasado martes a su llegada a Córdoba capital. Tractorada del pasado martes a su llegada a Córdoba capital.

Tractorada del pasado martes a su llegada a Córdoba capital. / Miguel Ángel Salas

Escrito por

· Lourdes Chaparro

Redactora

El campo cordobés ha estallado esta semana y con sus tractoradas, convocadas a través de las redes sociales y sin el apoyo de las grandes organizaciones agrarias tradicionales, ha logrado sacar a cientos de agricultores y ganaderos a las carreteras de la provincia de Córdoba. Su protesta se basa, fundamentalmente, en el rechazo a las políticas agrarias de la Unión Europea y a la Agenda 2030, según han puesto de manifiesto en todas estas protestas.

El sector primario, de vital importancia para el desarrollo de cualquier país, alega sentirse abandonado y a merced de las políticas que se aprueban en los despachos y alejadas de la realidad del campo. La aplicación de la Agenda 2030 es una de sus principales críticas, a las que se suman el alza de los costes de producción, la venta a pérdidas en muchos casos y la competencia desleal de países de fuera de la Unión Europea.

Las protestas no han cesado en los últimos días por parte de agricultores y ganaderos de manera independiente -este sábado volvieron a cortar la A-4 en La Carlota y protagonizar marchas en el Guadiato y el Guadajoz- con sus marchas lentas en distintos puntos de la provincia, tanto en la zona norte como en la comarca de la Campiña Este. El sector asegura que continuará con sus tractoradas y cortes de carreteras en la provincia de Córdoba, a las que se sumará el próximo 27 de febrero la convocada por Asaja, COAG, UPA y las Cooperativas Agroalimentarias en Lucena.

Para conocer de primera mano las reivindicaciones que tienen y los efectos que tienen la aplicación de las políticas agrarias, El Día ha entrevistado a varios agricultores de la provincia cordobesa. Todos ellos coinciden en destacar que el campo ha despertado y que, sin sus productos, la población no come.

"No tienen ni idea de agricultura"

Agricultura y ganadera de cuna, Rocío Monsalves tiene una finca en el límite de las provincias de Córdoba y Sevilla; en concreto, en el término municipal de Santaella. Esta semana no ha tenido reparos en salir a la carretera para unirse a las protestas ante la situación que vive en el campo. Una situación que, según explica, no es actual, sino que viene de lejos, incluso antes de la pandemia. No en vano, antes del confinamiento el campo se movilizó y salió a la carretera, pero las protestas se pararon por las medidas de restricción de movilidad para evitar la propagación del Covid.

Al ser también criadora de caballos de pura raza española, Rocío reconoce que tiene "suerte" porque siembra también "la comida" para sus caballos, pero lamenta tener "compañeros que están pagando a 70 euros una alpaca de paja, que es una barbaridad; antes costaba unos 20 o 15 y, ahora el precio ha subido por la falta de agua".

Finca Benafique de Rocío Monsalves en Santaella. Finca Benafique de Rocío Monsalves en Santaella.

Finca Benafique de Rocío Monsalves en Santaella. / El Día

Y si, la sequía es otro de las causas que agrava aún más la supervivencia de la agricultura. Además de la escasez de precipitaciones, aliviada en las últimas horas, la agricultora añade otros problemas, entre ellos, alude a la subida de costes y a la Agenda 2030, que les impide, entre otras cosas, quemar caña de pipas. A su juicio, "los que hacen las leyes, las hacen desde los despachos. No tienen ni idea de agricultura".

Gran parte de sus críticas se centra en la aplicación de la citada Agenda 2030. "Me afecta en todo: no me dejan echar fertilizantes, pero mientras en Marruecos y otros países de fuera de la UE echan los que quieren y nos traen aquí la comida y aquí están prohibidos. Allí no hay controles de calidad, no pagan nada", subraya.

La situación, continúa, "es una mezcla de todo: la subida de precios, la falta de agua, la competencia desleal... ha subido todo". Como caso práctico expone un ejemplo: antes compraba un bidón de aceite para los tractores a 400 euros y ahora está casi a 900 euros. Y, advierte: "Y que no te venga una avería porque eso son más de 6.000 euros".

Rocío también alude a los efectos de la PAC porque "nos han reducido las ayudas un 40% y nos obligan a hacer rotación de cultivos". En este punto, explica que cada año según la cantidad de tierras que tenga cada agricultor se tiene que dejar un porcentaje de retirada y se tienen que sembrar los cultivos "que ellos te impongan para poder cobrar la PAC". Es decir, subraya, "tú cumples los requisitos para poder recibir la PAC".

En su caso, el año pasado, por ejemplo, "me decían que tenía que sembrar guisantes y, cuando llegó la hora de comprarlos, no tenía semilla de guisantes. Lo tuve que dejar vacío y tuve menos producción y menos beneficio incluso". "Así va todo lo que ellos quieren y reduciendo la producción. Esto es una catástrofe porque no ha llovido y yo pagué todos los impuestos", insiste.

Rocío incide en que "esto empezó antes de la pandemia, pero se paró y ahora con la Agenda 2030 ha explotado todo".

"Al final, acabas desilusionado"

Luis Lizana tiene 37 años y en los últimos siete es el responsable de 300 fanegas de tierra dedicadas al olivar de intensivo en Baena. Esta semana ha salido a la carretera para defender el trabajo del sector primario y reclamar mejoras.

Luis Lizana en su finca de cultivo de olivos en Baena. Luis Lizana en su finca de cultivo de olivos en Baena.

Luis Lizana en su finca de cultivo de olivos en Baena. / El Día

También él carga contra las "imposiciones" de la Agenda 2030. Así, pone el caso de que no pueden echar los productos fitosanitarios que utilizaban hace diez años ni tampoco herbicidas ni el glifosilato. "Son productos que, sin ellos, los costes de producción son más caros", expone. La Agenda 2030, insiste, "trata de dejar la hierba debajo de los olivos prácticamente y dejar un tiempo de cubierta vegetal. Al fin y al cabo, lo que quieren es controlar todo".

Luis hace hincapié en la subida de los costes de producción y lo fija en el inicio de la guerra en Ucrania y tampoco le salen las cuentas. "El glifosilato antes valía tres o cuatro euros el litro y ahora cuesta más de 12 euros", detalla. Pero no es el único herbicida que ha subido de precio porque, según relata, el oxicloruro de cobre, recomendado para el control de enfermedades fungosas y bacterianas en frutales y hortalizas, costaba entre 8 y 11 euros y ahora 15 o 16", argumenta.

La lista de aumento de costes sigue con el gasoil para el tractor. Por ejemplo, este pasado martes echó 2.000 litros y lo pagó 1,03 euros: "Me he gastado 1.200 euros y antes eran 800". No obstante, reconoce que antes ha llegado a pagar el gasoil a un precio mucho mayor y dejarse en ello hasta 3.000 euros.

Estos días, según narra, se encuentra con la tarea del abono del cultivo para el que utilizan un complejo que actualmente vale unos 40 céntimos el kilo, mientras que antes costaba 20. Todo este incremento de precios, continúa, "encarece la producción". Por ejemplo, en el caso del coste de aceituna de olivar de secano en un intensivo estaba sobre 3 euros o 2,80 y, "ahora por eso no cubres gasto y tienes que irte a 5 euros".

"Somos agricultores, no administrativos"

El miércoles de esta semana, por ejemplo, echó 10.000 kilos de abono y el jueves, otros tantos. El resultado es que en apenas 48 horas, según su testimonio, se gastó 10.000 euros. Es más, calcula en se puede llegar a gastar hasta 50.000 en productos fitosanitarios en su explotación. Por eso, reconoce que "al final, acabas desilusionado". A ello suma la subida también de los seguros sociales de los trabajadores, que "antes valían 8 o 9 euros y ahora 14 o 15".

Un incremento de los costes, anota, que llevan viviendo de manera continuada desde hace cuatro años y es una situación que, según vaticina, "va a ir a peor porque desde Europa exigen muchas normas, como ahora el cuaderno digital. Somos agricultores, no administrativos".

Respecto a la PAC, Luis lo tiene claro y no le duelen prendas en asegurar que "es un complemento porque nuestro producto no vale. Si lo pagaran como es debido, no queríamos esa subvención". La PAC, detalla, "es una ayuda al agricultor; yo no la quiero, si me producto valiese lo que realmente vale y lo que me cuesta producirlo, no la querría".

No obstante, este agricultor de Baena ve un pequeño atisbo de esperanza ante la lluvia que está cayendo estos días. Los agricultores, define, "somos muy sufridos y valientes, por poco que llueva, no podemos dejar abandonado al olivar". Sin embargo, insiste en su crítica y lamento porque asegura que en los últimos cincos años la producción "ha ido a menos incluso con planta nueva por la falta de lluvia, que ha provocado que la planta tenga estrés hídrico y haya mermado mucho".

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