Los Pedroches

Villanueva de Córdoba ya siente la protección de su Virgen de Luna

Llegada de la Virgen de Luna a San Miguel, en Villanueva de Córdoba.

Llegada de la Virgen de Luna a San Miguel, en Villanueva de Córdoba. / Sánchez Ruiz

La noche se ha convertido en la mejor aliada para la Virgen de Luna, y sus traslados en la madrugada son en este año peculiar el momento elegido por las cofradías que la custodian y veneran para que se cumpla la tradición desde siglos pasados. Las 05:30 de este lunes ha sido el momento en el que la Cofradía Hermandad de Nuestra Señora de Luna de Villanueva de Córdoba ha elegido para sacar la imagen de su santuario en La Jara e iniciar el camino hacia la parroquia de San Miguel, que la acogerá durante los próximos cuatro meses.

Alumbrada en su recorrido por las luces de las patrullas de la Guardia Civil y la Policía Local que custodiaban su traslado por el camino hacia Villanueva de Córdoba, salía la Virgen de Luna de manos de una reducida representación de su cofradía jarota. Sobre unas andas pequeñas y protegida por un palio que cuenta con más de cien años de antigüedad y que su último uso fue anterior a la Guerra Civil, salía de forma sencilla, sobre un carro tirado por una mula, el paso de la Virgen de Luna en la oscuridad de la madrugada. Sosteniendo cada varal un hermano, para proteger la imagen, que estuvo acompañada en todo momento por el presidente de la cofradía, Pedro Cañuelo, y la alcaldesa de Villanueva de Córdoba, Dolores Sánchez.

El amanecer los descubrió en el camino, en mitad de la dehesa, en los apenas nueve kilómetros que distan desde su santuario al pueblo de Villanueva de Córdoba. Seguida por el tradicional carro de los tostaos, que siempre se usa en los traslados de la cofradía, la Virgen de Luna entrada en Villanueva de Córdoba a las 08:00, iluminada ya por los rayos del primer sol de junio.

Su paso por la Cooperativa Olivarera de Nuestra Señora de Luna marcaba la entrada en los dominios de su pueblo, seguida por el paso por el colegio que lleva su nombre, donde sus alumnos le han dado la bienvenida con dibujos de colores colgados en las ventanas y la alegría de volver a tenerla con ellos. En El Regajito, donde acostumbraba a recibirla el patrón San Miguel, se le ha cantado la Salve por los hermanos que la custodiaban y por una tímida recepción de bienvenida de los jarotes a su madre.

Cumpliendo con todas las medidas de seguridad que ha obligado a tomar en esta especial romería que no es romería, los vecinos han seguido las instrucciones al pie de la letra para evitar deslucir la llegada de su madre. Muchos de ellos, emocionados, la saludaban desde el balcón, madres que sacaban a sus hijos a la puerta para que la patrona los bendiga y proteja, calles engalanadas alegremente para que lo que debía ser una llegada multitudinaria que no pudo ser, pero fue vistosa y cargada de emoción, a pesar de la singularidad.

Villanueva de Córdoba no ha podido celebrar su día grande, su romería en torno a su madre y patrona, su Feria Chica, pero ha sentido un enorme orgullo de poder hacer posible su llegada a pesar de las medidas contra la pandemia mundial del coronavirus, que obliga a seguir manteniendo vivas unas tradiciones en su esencia, pero sin poder estar abrigadas por el calor del pueblo.

A las 08:30 llegaba la Virgen de Luna a las puertas de la parroquia de San Miguel, donde muchos fieles querían ser testigos de su entrada, separados entre ellos y con mascarillas tras las que escondían la emoción de ver de nuevo a su madre en casa. La patrona ya descansa en la parroquia, en la que pasará cuatro meses, esperando poder algún día salir a reunirse con su pueblo, pero habrá que esperar las indicaciones en la desescalada hasta llegar a la tan deseada normalidad que permita celebrar, como se merece, la llegada de la Virgen de Luna a su casa en Villanueva de Córdoba.

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