Los Pedroches

Pedroche descubre los secretos de su torre en su 500 aniversario

  • el Día se adentra en esta obra maestra de la arquitectura renacentista

  • Sus 56 metros de altura la convierten en una de las más altas de la península

Un momento de la visita guiada en Pedroche.

Un momento de la visita guiada en Pedroche. / Rosa G. Aperador

La torre de Pedroche muestra sus secretos en el 500 aniversario del inicio de su construcción, cuando en 1520 se comenzaron a acumular las piedras que en su día conformaron el Castillo de Piedra de Pedroche, de origen árabe, derruido por los propios vecinos antes las ansías de conquista del mismo por el Señor de Santa Eufemia. Una historia única que tiene su propia representación teatral en la obra Asonada, que fuera estrenada públicamente en el 2018 y que este año, con motivo de la celebración de la efeméride de la torre, volverá a representarse a los pies de la misma, en un enclave único, entre la torre renacentista, la ermita de Nuestra Señora del Castillo y la iglesia del Salvador.

Las visitas guiadas a la torre están siendo una constante en este 2020, y la misma concejala de Turismo, María de los Ángeles Tirado (PSOE), ofrece una visión panorámica de la historia de la torre, comenzando desde la Oficina de Turismo, enclavada en el Convento de la Concepcionistas, que fuera habitado por las monjas entre 1524 hasta 1998, cuando pasaron al convento de Hinojosa.

Ya desde el patio del convento se pueden disfrutar de elementos singulares en la historia pedrocheña, como el yamur que corona la capilla del convento tras haber sido cristianizado con una cruz sobre las tres esferas de distintas dimensiones, símbolo claramente árabe. Este yamur es una de los elementos claves para profundizar en el pasado árabe de Pedroche, que pasó de ser una de las coras más importantes de la provincia a ser artidianato de la zona Norte con tan solo 15 años de diferencia.

Pedroche fue un enclave esencial en la historia de la comarca, su torre nos lo demuestra, habiendo participado en su construcción el arquitecto Hernán Ruiz II, quien tomó la dirección de las obras en el segundo cuerpo de la torre y hasta 1558. Arquitecto conocido por transformar en torre el minarete de la Mezquita-Catedral de Córdoba y el campanario de la Giralda.

En el interior de la torre de Pedroche. En el interior de la torre de Pedroche.

En el interior de la torre de Pedroche. / Rosa G. Aperador

Juan de Ochoa concluyó la obra colocando el cuerpo cilíndrico en 1588, según parece sobre diseños del maestro. Si bien no se ha encontrado documentación que lo ratifique, un análisis del monumento y de la obra de Hernán Ruiz II, induce a pensar que éste no se limitó a recrecer sobre los primeros cuerpos de la torre (añadió un campanario de planta cuadrada con dos vanos en cada fachada), sino que además realizó en los mismos operaciones puntuales pero imposibles, tales como: apertura de la ventana del reloj, construcción de la escalera de caracol, adición de cornisas y demás elementos decorativos.

Una de las más altas de la península

Si hay algo que caracteriza a la torre de Pedroches es que con sus 56 metros de alturas es una de las más altas de la península, de estilo renacentista, con algunos elementos del plateresco, como su ventana del reloj, y con una estructura muy especial, cuatro cuerpos con formas geométricas, el primero cuadrangular, el segundo octogonal, el tercero o campanario es cuadrado y el último es cilíndrico.

En la visita a la torre se puede llegar a pensar que en cada cuerpo se utiliza una escalera diferente y propia. Si el primer cuerpo tiene su ascenso hacia el segundo con unas escaleras amplias y siguiendo la forma cuadrada de la torre, en el segundo el visitante se adentra en una escalera de caracol que está externa a la torre, con doble pasamanos que además de seguridad servía de desagüe y elegante elemento decorativo, dejando la sala de la bóveda limpia, una bóveda sobre la que se asientan las 200 toneladas de la siguiente escalera de caracol que asciende hasta el último cuerpo, pero que en estas plantas se ubica en el centro de la sala. Como si de forma caprichosa la torre de Pedroche fuera un experimento o práctica de distintos ascensos a la parte alta.

El ascenso no resulta difícil para el visitante, a pesar de la estrechez de la última escalera de caracol en granito con escalones de una única pieza que se conservan en muy buen estado. La última parte que se visita es la balconada donde se encuentra el campanario, en el cual los visitantes fueron testigos de las campanadas horarias y las hermosas campanas que lucen sobre el cielo de Pedroche.

La última y más alta parte de la torre de Pedroche es conocida como la de los mojinetes, por su parecido con los mojones que marcan distancias y propiedades, cada uno señalando los puntos cardinales. Y hasta aquí la visita a la torre en su 500 aniversario, una construcción singular y única en la comarca de Los Pedroches desde donde se puede apreciar no sólo la amplitud de la dehesa, sino la vista lejana con el castillo de Santa Eufemia como otro de los emblemas de la historia de la comarca.

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