Sobrevuelan drones sobre el campo cordobés y las nuevas tecnologías empiezan a hacerse imprescindibles para facilitar la vida de los productores y sacar el máximo rendimiento a las cosechas. Todo esto se ha podido ver esta semana en el palacio de la Merced con motivo de la celebración de Fimart, la feria de la innovación smart aplicada al agro que, en esta ocasión, además, ha coincidido con la celebración del congreso nacional de ingenieros agrónomos. En una provincia tan pegada a la tierra como Córdoba, en la que las cooperativas olivareras y vitivinícolas marcan la vida económica y social de innumerables municipios, Fimart se ha convertido ya en una cita de obligada visita más allá de todas curiosidades tecnológicas que pueden verse en la casa palacio, entre ellas un catálogo de drones que parecen sacados de una película de ciencia ficción.

La tecnología no es el futuro, es el presente. Pues en un mercado tan extremadamente competitivo como la agroindustria, en el que los productores cordobeses han de enfrentarse a lo que llega de fuera, la aplicación de las últimas tecnologías y del big data que éstas aportan es una herramienta imprescindible para la reducción de costes y para posicionarse de manera más eficiente en los mercados. El regadío, por poner un ejemplo, ha terminado relegando el olivar de secano: la producción de aceite alcanza valores récord resultado, precisamente, de la incorporación del riego para paliar periodos de sequía como el pasado. Es el momento de la revolución digital, el de la aplicación definitiva de las nuevas tecnologías al agro. Quienes primero lo hagan, desde luego, tomarán ventaja sobre la competencia, y parece que en Córdoba partimos con ventaja a la vista de lo mostrado en días pasados en Fimart.

Eso sí, las últimas novedades conviven todavía con problemas que hay que resolver sin dilaciones. Las campañas de la aceituna y del cítrico, las que más jornales generan en la provincia, son las más afectadas por irregularidades en la contratación y las que más problemas laborales acarrean pese a que, al mismo tiempo, son fuente de riqueza incontestable para multitud de municipios. Las reivindicaciones y las denuncias de los sindicatos en los últimos años siguen igual de vigentes en esta campaña, que sobre todo en el cítrico se vinculan al pago de jornales por debajo de convenio y al incumplimiento de horarios y descansos. La Inspección de Trabajo ya ha sido informada en reiteradas ocasiones de estas situaciones, al igual que la Fiscalía Provincial de Córdoba, sin que hasta el momento se hayan tomado decisiones contundentes que no deberían postergarse más.

A todo esto se suma una realidad todavía más llamativa, un tanto incomprensible: en la provincia no hay suficiente mano de obra para la recogida de las cosechas. Y ello pese a la altísima tasa de desempleo en el mundo rural. Lo advirtieron el viernes desde Cooperativas Agro-alimentarias de Córdoba, que lanzaron una llamada de atención a las administraciones competentes para que permitan contingente de mano de obra extracomunitaria que permita la recogida de la aceituna y del cítrico pues, de lo contrario, parte del fruto podría quedarse en los árboles, sobre todo en los municipios olivareros de Sierra Morena, desde Montoro hacia el norte de la provincia.

"Aunque puede parecer un contrasentido que esta falta de jornaleros coincida con un alto porcentaje de población activa en paro, se requiere una mano de obra que mantenga una capacidad física adecuada, y no todas las personas cuentan con esta cualificación", advirtieron desde las cooperativas. Y este trabajo, por muchos adelantos que se apliquen ya en las explotaciones cordobesas, todavía no pueden desempeñarlo -afortunadamente- los drones ni las máquinas más avanzadas. Desde luego, las administraciones tendrían que ser más previsoras para garantizar la producción que da sustento a muchos municipios cordobeses y evitar este tipo de riesgos a escasas semanas del inicio de la campaña, pues los empresarios ya advirtieron el pasado mes de mayo de que esto llegaría a ocurrir.