Los Pedroches

Juana y la ciencia de la dehesa que rodea Cardeña

  • Vecinos cardeñosos analizan el futuro de los bosques junto al grupo de Evaluación y Restauración de Sistemas Agroforestales de la Universidad de Córdoba

  • “Cuando éramos jovencitas íbamos cerca del río a celebrar los cumpleaños y a pasear. Veíamos muchos animales: linces, conejos...", cuenta Juana Abad

Vecinos de Cardeña, durante la jornada científica.

Vecinos de Cardeña, durante la jornada científica. / El Día

Juana Abad ha vivido toda su vida en Cardeña y sabe con certeza que el paisaje de dehesa que rodea su pueblo no es el mismo que el de su infancia. Por eso asiente cuando escucha a Cristina Crespo, una de las integrantes del grupo de investigación “Evaluación y Restauración de Sistemas Agroforestales” de la Universidad de Córdoba, que explica cómo las observaciones y análisis realizados por su equipo en la dehesa de la provincia de Córdoba han probado una preocupante evolución del bosque en las últimas décadas.

“Cuando éramos jovencitas íbamos cerca del río a celebrar los cumpleaños y a pasear. Veíamos muchos animales: linces, conejos… había conejos por todas partes”, insiste Juani cuando otro vecino la interrumpe. “Ahora solo hay vallas”, se queja.

Apenas han pasado diez minutos desde el inicio de la actividad La noche en ruta, organizada por la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Córdoba con la colaboración del Ayuntamiento de Cardeña en el marco de los actos de La Noche Europea de los Investigadores, cuando el debate fluye animado en el patio de la biblioteca municipal Almudena Grandes, tras la palabras del teniente de alcalde Juan Ramón Rodríguez, quien ha puesto el foco en la relevancia social, cultural y económica que la dehesa supone para Cardeña, en particular, y para toda la provincia de Córdoba, que alberga actualmente el 13% del terreno de dehesa de toda la Península Ibérica.

Durante más de dos horas, vecinos del pueblo e integrantes de Ersaf repasan los grandes retos a lo que se enfrenta la dehesa en un momento crítico ambiental y económicamente. La carga ganadera y la gestión cinegética, el cambio radical en los ciclos de precipitaciones y la pérdida de biodiversidad son algunos de los asuntos sobre los que ha ido transitando la conversación, que se detiene especialmente, en la enfermedad que más preocupa a la ciudadanía y a la comunidad científica: la seca de la encina.

Sobre este asunto es Pablo González quien se detiene especialmente a explicar cómo actúa el hongo fitóftora atacando las raíces más finas del árbol y asfixiándolo, especialmente cuando la encina ha pasado un período de estrés hídrico. Entretanto, Katharine Onoszko, investigadora polaca en formación, recorre el patio mostrando placas de cultivo traídas desde el laboratorio con muestras de diferentes patógenos. Alguien le pide abrir la placa para tomar una foto. Kathi sonríe y advierte que no será ella la que suelte en mitad de Cardeña una muestra de cualquiera de esos microorganismos capaces de acabar con árboles centenarios.

También Cristina Acosta recorre el patio, esta vez para mostrar uno de los drones con los que el equipo de Ersaf sobrevuela la dehesa. Lo hacen para tomar datos que les permitan hacer predicciones que permitan a la comunidad científica y a los gestores forestales adelantarse a escenarios críticos provocados por el cambio climático. Los de Cristina no son los únicos datos que se incluyen en los modelos predicitivos. Además, Ersaf utiliza los que otra integrante del equipo, María Ángeles Varo, recoge a través de los sistemas de teledetección, y los que Óscar Pérez, ecofisiólogo, recoge directamente sobre las plantas usando la última tecnología, o, como dice Juana, “uno de esos termómetros para árboles”.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios