La tarjeta de la desigualdad

Nos planteamos la operabilidad de la tarjeta sanitaria en todo el territorio nacional, o mejor dicho la inoperabilidad de dicho documento por el que las autonomías en un estricto sentido excluyente nos impiden la libre adquisición de medicamento así como el acceso a la historia médica digital del ciudadano español. La interoperabilidad de la tarjeta sanitaria tiene varias ventajas: 1. Favorece un uso adecuado y racional del medicamento. 2. Facilita el acceso a los medicamentos. 3. Evita visitas a los centros sanitarios una vez prescritos los tratamientos. 4. Mitiga pérdidas de receta, que ocurrían en el formato papel. 5. No precisa del acopio de medicamentos por un período prolongado. 6. Aumenta la comodidad y seguridad de los usuarios, dispensándoles los tratamientos prescritos por sus médicos en sus centros de salud de origen.

No se entiende que algo tan elemental como tener una única tarjeta sanitaria válida para toda España, como en otros países, lleve varios años sin lograr materializarse. La fecha fijada por decreto, retraso sobre retraso desde 2003, para que los 18 sistemas informáticos dejen de ser incompatibles entre sí y permitan compartir el historial clínico y las recetas electrónicas en todos los servicios del Sistema Nacional de Salud, es el 5 de octubre de 2018. Pero es un plazo que no va a tener efectos vinculantes para las comunidades autónomas porque su cumplimiento depende de las disponibilidades presupuestarias de cada comunidad. Una vez que las tarjetas sanitarias sean interoperables, habrá que comprobar la eficacia real de las mismas.

Aunque existen otras discriminaciones territoriales, ésta es otra más. Tiene que haber un consenso entre las diferentes fuerzas políticas para llevar a cabo este proyecto y hacer un verdadero Servicio Nacional de Salud de España. Se argumentan razones de carácter ejecutivo y otras veces de carácter económico, pero la inoperancia es la realidad, aunque en un primer tiempo se crease un fondo de Cohesión Sanitaria, que en la actualidad no existe. Las fronteras de las autonomías son auténticas barreras que impiden una atención fluida y que dificultan el seguimiento de tratamientos de enfermos crónicos que pasan temporadas fuera de su residencia habitual.

Los españoles no podemos etiquetarnos de desplazados en nuestro propio país. Debemos de reclamar las mismas prestaciones en todas las comunidades para que no haya desigualdad en Salud. El Congreso ha rechazado la eliminación de las trabas territoriales para el acceso a la sanidad que sufren muchos españoles "desplazados" a otras comunidades, argumentando que en vez de centralizar los servicios basta con hacerlos compatibles entre las autonomías. Craso error, pues lo que se necesita es la creación de una Cartera Única de Servicios Sanitarios para que todos los españoles "tengan las mismas prestaciones independientemente de dónde nazcan o residan". Así lo establece La Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad.

Pero esta ley no se cumple: según el lugar de nacimiento gira la suerte de decenas de niños y niñas en sus primeros meses de vida como es la existencia en según qué comunidades del cribado neonatal de inmunodeficiencias combinadas graves mediante la prueba del talón, acceso a tratamientos oncológicos novedosos, a cirugías de reconstrucción mamaria o a medicamentos huérfanos para personas afectadas por enfermedades poco comunes. También servicios de odontología, de fisioterapia, ayudas en el acceso a prótesis y ortoprótesis, entre otras.

Estos desequilibrios territoriales tienen varias causas concretas: voluntad Política nula. Dejadez de funciones hecha por los sucesivos ministros y ministras responsables de Sanidad. Asimetría del gasto territorial