Marruecos es nuestro aliado indispensable

La mayor parte de las mezquitas en España están financiadas o tuteladas por Marruecos y las monarquías del Golfo

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, viajó ayer a Marruecos, es la tercera vez que lo hace durante su mandato y da buena prueba de la alianza indispensable que debemos mantener con el país vecino en materia de seguridad y de inmigración. Hasta el momento, la cooperación entre ambos países ha sido satisfactoria, pero es necesario aumentar el flujo de información entre los gobiernos. No es casualidad que fueran marroquíes los terroristas que han participado en los dos grandes atentados yihadistas que ha sufrido España. Es el país musulmán más cercano, y aquel del que recibimos la mayor inmigración, si bien es cierto que muchos de estos terroristas vivían desde hace años en nuestro país. A Zoido le acompañaron en su visita a su homólogo magrebí, Abdeluafi Laftit, varios altos funcionarios de inteligencia y de información, y es que España necesita colaboración de Marruecos para también disponer de antenas en su territorio. Por lo que respecta al doble atentado de Barcelona y Cambrils, el país vecino ha detenido a la persona que surtía de bombonas de butano a la célula de Ripoll; en este aspecto, la colaboración es total. Sin embargo, hay un asunto que Marruecos está señalando y que resulta polémico, pero no gratuito: el control de los imanes de las mezquitas. Como Estado aconfesional, el Gobierno español no puede, ni debe, participar en la elección de los imanes y mucho menos dictar sus proclamas. Esto es lo que hace Marruecos y lo que está proponiendo para España, pero la diferencia es que el jefe del Estado del país vecino es una autoridad religiosa -comendador de los creyentes- y cuenta con un ministerio destinado a esta función. España no puede -decimos-, pero eso no evita el problema: en la actualidad, son países musulmanes los que promueven y financian las mezquitas en suelo español, los que introducen la rama del islam imperante en sus territorios. La mayor parte de ellas están vinculadas, en este sentido, a Marruecos o a las monarquías del Golfo. Pero, aunque no se pueda dictar, es necesario controlar. Hasta ahora, Interior creía que las mezquitas estaban bajo control y que la radicalización se había desviado desde estos centros a las cárceles. No ha sido así en el caso de Ripoll. En España hay experiencias interesantes, como la del País Vasco, donde se conjuga las labores de control con las de la colaboración con las comunidades islámicas que lideran cada mezquita. Es preciso abordar este asunto, una de las reformas apuntadas por Marruecos es que las proclamas se digan en español.

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