De reojo

Ángela Alba

aalba@eldiadecordoba.com

El respeto a la dignidad

¿De verdad tiene valor informativo publicar las caras de los que esperan en colas para recibir alimentos?

Son muchas las familias cordobesas que en esta crisis del coronavirus han tenido que recurrir a organizaciones como Cáritas o Cruz Roja para poder alimentarse. Algunas ya dependían de este tipo de entidades para lograr vales o directamente alimentos, pero en las últimas semanas esa cifra se ha incrementado de forma notable. Trabajadores que sufren un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE), personas que no estaban dadas de alta y han sido despedidas y los autónomos que han tenido que parar su actividad forman parte de la población cuyos ingresos se han visto mermados e incluso han dejado de percibirlos.

Además de la ayuda que prestan organizaciones como Cáritas o Cruz Roja, el Ayuntamiento de Córdoba ha puesto en marcha con el Banco de Alimentos la plataforma Todos por Córdoba, que reparte comida por los barrios de la ciudad y que ha dejado al descubierto la falta de personal en los Servicios Sociales municipales, teniendo que recurrir al voluntariado para la organización y el reparto de alimentos.

Desde hace semanas hay colas en locales, colegios y plazas de personas que esperan su turno para llevarse a casa un lote de productos. Son imágenes que se pueden ver en los barrios y que algunos medios de comunicación se han encargado de difundir, con los rostros de padres y madres de familia que, cabizbajos, acuden a esos puntos de recogida de alimentos. ¿De verdad era necesario sacar galerías gráficas de esos repartos? ¿De verdad tiene un valor informativo publicar los rostros de los más vulnerables, de los que esta crisis ha dejado sin recursos?

La asociación vecinal La Voz de Las Moreras criticó la pasada semana precisamente esa estigmatización de los más necesitados, a la vez que abogó por el respeto a su dignidad, tanto denunciando la publicación de fotografías de los repartos como solicitando que sean las propias familias las que gestionen de forma "autónoma y digna sus necesidades básicas de alimentación y de higiene", como lo hacían hasta hace unas semanas en este barrio gracias al programa de ayuda alimentaria de los Servicios Sociales municipales. Esto llama a pensar que quizás se podría idear otro sistema mediante el que se evitaran esas filas que recuerdan más a otros tiempos, los de las cartillas de racionamiento, y con los que los más vulnerables no tuvieran que pasar por ese trago.

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