
En tránsito
Eduardo Jordá
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Tu problema eres tú, Pedro. Se lo espetó Susana Díaz a Pedro Sánchez en 2017. Fue en el debate de las elecciones primarias para la Secretaría General del PSOE, con Patxi López de testigo y convidado de piedra. Las primarias las ganó Sánchez. Ayer el comité federal lo confirmó una vez más, ahora de manera abrumadora: 315 votos a favor y uno en contra. Después de siete años gobernando el país y transformando al PSOE en un partido populista que manda pero no gobierna, pierde las elecciones y está manchado de corrupción al más alto nivel.
El problema hoy es Pedro Sánchez, y el entusiasta y menguante escuadrón de dirigentes que le acompañan en su viaje a ninguna parte. No puedes seguir como si nada cuando tu último secretario de Organización está en la cárcel por presunta corrupción y el anterior imputado por lo mismo. No vale hacerse el sorprendido y traicionado cuando ambas manos derechas y personas de máxima confianza para todo fueron los que, junto a Koldo, te acompañaron día y noche durante la epopeya del Peugeot. Insisto: ¿nunca les escuchó un solo comentario machista ni sospechó que eran esos puteros que ahora tanto le avergüenzan? Hasta ha tenido mala suerte al final. Anunció como medida de regeneración el nombramiento de Francisco Salazar como adjunto a la nueva secretaria de Organización y se le cayó del cartel poco antes del comité federal, denunciado por acoso sexual, tras haber recibido la comprensión y el apoyo del feminismo oficial. Salazar, que empezó como alcalde de Montellano, era otro hombre de confianza, con muchos años en el gabinete de la Moncloa. Otro que le ha decepcionado.
Sin embargo, el comité federal lo avaló de nuevo. Compró sus razones: el capitán nunca abandona el barco, está roto y compungido por esta sucesión de traiciones, él es la víctima y no el culpable de haberse equivocado tanto y su responsabilidad se asume pidiendo perdón e impulsando medidas cosméticas que ni de lejos atajan la gravedad de esta crisis. Ni pensar en la dimisión, la cuestión de confianza en el Congreso o el congreso extraordinario que salve al partido en la medida de lo posible.
Si yéndome se solucionaran los problemas, lo haría sin dudarlo. Eso le dijo a las feministas. Ese es el problema: Pedro Sánchez nunca jamás se planteará que el problema es él. Ni para el país ni, mucho menos, para un Partido Socialista que, con él, ha dejado de ser socialista.
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