¿Cómo es posible que después de las semanas tan consumistas que directa o indirectamente nos hemos metido entre pecho y espalda tengamos cuerpo para volver de tiendas y guardar cola en las cajas registradoras? La respuesta está en el conjuro de una palabra mágica: rebajas. Este rótulo es el panel de rica miel que atrae hasta los más escépticos para ver si hay algo de qué lograrse. Quienes sí se benefician son los comercios, grandes y pequeños, que liquidan existencias o que ponen a la venta productos de saldo o fabricados expresamente para estas fechas que hacen las delicias de los consumidores. Si ayer fue el preámbulo de este jubileo de la tarjeta de crédito, a partir de hoy se podrá ser testigo del inicio de esta ceremonia anual donde los decálogos de las asociaciones de consumidores son los mandamientos a cumplir para participar a la perfección de un rito del que casi nadie puede escapar.

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