Tribuna
Raquel Montenegro
Lo que esconden los despachos
La verdad es que tuvieron tino los que organizaron la Feria del Libro, y no lo digo solo por lo del pastel cordobés, que fue bajar las persianas de las casetas y a los diez minutos se puso a llover. Y casi desde entonces no ha parado de caer agua y a base de bien, pero tela manera, que ya estaba haciendo falta.
Y fue además el pasado fin de semana muy manchego, que el Córdoba ganó, y bien ganado, en el campo del Albacete, y el Futsal en el del Valdepeñas. Mejor imposible, que están ya los dos equipos en zonas templadas, distanciados de los apuros. Sobre todo el Córdoba, 10 puntos de 12 posibles, tela, que ya ve de cerca el ascenso, pero no lo miremos nosotros, los aficionados, que el objetivo es el objetivo, el real, y pensar en otra cosa es pegarnos el sofocón. Como nos lo pegamos en la Copa, vaya manera de tirarla a la basura con el Cieza. Ya van dos años así, que parece que a Ania no le gusta.
Y como decía antes, vaya cómo ha llovido esta semana, que yo creo que los pantanos han subido un buen trecho, que cinco días más así y se acabaron los problemas. Esta lluvia dicen que engorda mucho a la aceituna, que da más aceite, aunque de menos sabor. Parece que todo no es siempre positivo, y que todo tiene su parte negativa. Como dice el refrán, nunca llueve a gusto de todos. Menos en el fútbol, cuando sumas los tres puntos, que a eso nadie le ve la parte negativa.
Hemos tenido unos días previos al de Todos los Santos empapados, tela, una fecha igual de triste que otros años, sobre todo cuando fuimos al cementerio de la Salud, que vaya quien le pusiera el nombre, a ver el nicho de mis padres. Todos los años les ponemos flores y lo limpiamos un poco, para que esté escamondado. Y también comimos gachas, como está mandado, que a mi hermana le salen exactamente igual que a mi madre, igualitas, con su miel, sus nueces y sus tostones de pan frito, que yo no he visto cosa igual de rica en mi vida.
Y los chavales del barrio celebraron lo de la calabaza, los sustos y los caramelos, que hay que reconocer que se lo pasan pipa, todos disfrazados. En fin, cosas de los tiempos estos nuevos, que cambian, y puede que sea bueno, o eso me parece. Hasta la semana que viene.
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