La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Zipi y zapping

El PP, el PSOE y los partidos nacionalistas hacen idéntico mal uso de los dineros que financian las cadenas públicas

Gobierne quien gobierne, lo mismo da que sea el PSOE, el PP o un partido nacionalista, lo de las cadenas públicas de televisión no tiene arreglo. Ayer llamaba folcloreo pelotillero para con la voz de su amo lo que a diario perpetra Canal Sur: el modelo televisivo del PSOE. Y justo ayer por la noche, haciendo zipi y zapping, me tropecé con lo que la televisión pública nacional -el modelo del PP- emitía a través de La 1 y La 2. En la primera, porque para eso está la cadena pública que los ciudadanos pagan con sus impuestos, se emitía un concursucho presentado por Eva González (habitual también de "la nuestra") con las estelares presencias de Charo Reina, Belinda Washington, Irene Visedo, la Terremoto de Alcorcón, Gabino Diego, Julio Iglesias Jr., Rafael Amargo y Marc Parejo. ¿A que se queda usted más a gusto sabiendo el buen uso informativo, divulgativo y cultural que el PP da a sus impuestos? No me irá a decir que esto no es un ejemplo de intervención de lo público para dignificar la oferta televisiva en abierto, ofreciendo una programación que por su calidad no pueden permitirse las cadenas privadas que viven de la publicidad y las audiencias.

La 2, presunto canal cultural, ofrecía en paralelo la Gala Drag Queen de Las Palmas, que la propia cadena pública define como "uno de los actos más transgresores del Carnaval de Canarias". La transgresión consistía, por ejemplo, en una reinona vestida de Dolorosa o crucificada acompañada por nazarenos (ganadora del certamen) o en una señora metida en carnes que hacía las chiribitas de Marujita Díaz con las tetas, logrando que sus voluminosas ubres dieran vueltas ellas solitas (tras tocarle una el presentador gritó: "¡Es la primera teta que toco en mi vida!"). Para eso está la televisión pública, ¿no?, y sobre todo su segundo canal cultural. El espectáculo fue trending topic en las redes. La televisión pública española siempre al servicio de la calidad que no da audiencias masivas y no está sometida a las exigencias de los mercados. Y un…

No se trata de buen o mal gusto, de transgresiones reales o de pega que nada transgreden porque navegan a favor de las corrientes masivas y comerciales (grandes almacenes patrocinaban el evento drag y una marca de chicle a la reinona ganadora: no estamos precisamente en el universo Jean Genet o Fassbinder), sino del mal uso de la televisión pública que pagamos todos. Para esto que las privaticen.

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