En el tejado

F.J. Cantador

fcantador@eldiadecordoba.com

'The show must go on'

Han pasado 22 años ya de aquello. Fue el 9 de octubre de 2000. Era lunes. Mi hija Irene había nacido a las 23:55 del viernes anterior, el 6 de octubre. Mientras apuraba la jornada en la emisora de radio que dirigía, recibí una llamada telefónica que le iba a dar un giro más a ese cambio de vida, la mía, que había comenzado con ese nacimiento de mi primogénita. La llamada era de Pepe Castro, invitándome a acompañarlo en la aventura de un nuevo periódico que iba a nacer en Córdoba y que él iba a dirigir. Le dije que le llamaría al otro día para darle una respuesta. Ya en casa, solo, ya que mi mujer y mi hija aún continuaban en el hospital, no sé por qué puse en el tocadiscos el disco Innuendo, de Queen, y concretamente pinché la canción The show must go on [El show debe continuar]. Llovía a mares y, mientras sonaba ese tema, otro teléfono empezó a sonar, el de casa. Era Juan Ruz, compañero que trabajaba entonces, como yo, para Diario Córdoba. A él también lo había llamado Pepe Castro. Me preguntó si yo tenía decidido o no irme al nuevo periódico. La verdad es que, de alguna forma, nos costó dar el paso, porque en nuestro fuero interno nos sentíamos como si fuésemos a traicionar a nuestro entonces jefe en ese periódico, Paco Carrasco, quien nos había dado la oportunidad de estrenarnos en la profesión. Pase lo que pase / Lo dejaré todo al azar, reza en un momento esa canción. Justo al escuchárselo cantar a Freddie Mercury le dije a Juan que iba a aceptar la oferta, ya que tampoco teníamos claro cual iba a ser nuestro futuro en ese diario en el que en las páginas de Provincia tantos y tantos números llevábamos compartiendo crónicas, reportajes y columnas.

Pocos días después, Juan firmó su contrato cinco minutos antes que yo él mío, unos contratos que desde ese momento nos unieron con toda la ilusión del mundo a un periódico del que desconocíamos su nombre y que luego se llamó el Día de Córdoba. Juan y yo empezamos esa aventura juntos de nuevo en una sección de Provincia, pariendo el primer número de ese entonces bebé de papel el 19 de noviembre de 2000. Han pasado ya de aquello 22 años, como un soplo, en los que hemos compartido infinitos días de periodismo. Hace seis años, Juan se convirtió en mi director -pero ante todo siempre ha sido mi amigo-; nadie mejor que él, ya que se trata de una persona noble y honesta, como pocos, y no son calificativos gratuitos. El otro día, Ricardo Vera le dedicó una columna en este periódico en el que insistía con toda la razón del mundo en que "Juan tiene la consideración de sus compañeros (que difícilmente se verán como subordinados), la admiración de los colaboradores (libres como el viento con él), y el respeto de los agentes sociales y políticos de este pueblo grande". Han pasado ya 22 años y empieza una nueva etapa. Juan, como entonces, the show must go on.

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