Palabras prestadas

Pablo García Casado

Loewe para Rey

EL poeta Fernando Valverde enviaba un correo masivo hace unas semanas solicitando que Granada sea nombrada capital de la poesía. Hace quince años yo hubiese firmado con total naturalidad ese manifiesto, porque entonces sí gravitaban todos los ejes de la sociología poética sobre esta ciudad, sostenido por una iconografía latente que recogía el mito de García Lorca, por una Universidad que alimentaba una corriente de pensamiento que trataba de algún modo ofrecer una visión civil de la poesía, y por un puñado de poetas, entonces jóvenes, que ofrecían nuevos horizontes a los que entonces empezábamos. Hace quince años Luis García Montero ganaba el premio Loewe de poesía con Habitaciones Separadas, libro que tendría varias reediciones, y que alguien recomendaría a Aznar para que lo mostrara con falso disimulo a la entrada del Congreso de los Diputados; una pátina cultural, un gesto de amabilidad para que la entrada de la derecha no fuese vista como la llegada de los bárbaros.

Quince años después llega este correo y yo no puedo firmarlo. No porque tenga algún reproche personal contra Granada, sino porque resulta una afirmación, al menos, poco exacta. Es verdad que tienen un festival de poesía, que hay poetas importantes, pero creo, sinceramente, que hoy por hoy esa capitalidad -al menos, la de la poesía- le corresponde a Córdoba. Sería interminable la cantidad de nombres y premios que podría aducirse en su favor, pero yo me quedaría con los últimos, con los más llamativos: un premio Hiperión, el más importante de la poesía Joven; el de la crítica, el más importante a un libro ya publicado; y el Loewe, el más importante a un libro no editado. Los tres son cordobeses. Sólo nos faltaría, quizá, el nacional de poesía, pero tiempo al tiempo. Porque este Loewe de José Luis Rey será, sin duda alguna, uno de los candidatos más firmes el próximo año. Puede que este argumento sea repetitivo, pero tal vez nos estemos acostumbrando a una bendita rutina. Los que no sean del gremio pensarán, "otra vez", y habrá quien se preguntará el porqué de esta coincidencia. Yo no creo que sean coincidencias. Hay semillas que se plantaron hace años. Ha habido gente que en silencio y sin fastos económicos ha regado este jardín. Hay complicidades generosas que propiciaron el flujo de ideas de Córdoba al exterior, del exterior a Córdoba. El caso de José Luis es significativo. No es sólo un poeta excelente, que no acaba precisamente de nacer; es también alguien que ha estudiado como pocos la obra de poetas mayores como Pere Gimferrer. Un poeta que lejos de enredarse en polémicas provincianas y de pequeño recorrido, han trabajado por una obra mayor, de largo aliento, desde la humildad del folio en blanco pero con la vocación de ser un poeta grande. El poeta que ya es. El premio Loewe es ese premio que se suele ganar en la madurez de la vida, y son escasos los casos de alguien menor de cuarenta años; García Montero y José Luis Rey. Sólo si a José Luis le va la mitad de bien que al granadino, nos daremos sus amigos con el canto en los dientes.

Que la poesía es un factor a tener en cuenta cuando abordamos la sufrida candidatura a la capitalidad es algo que no deberíamos poner en duda. Los hechos así lo expresan. No obstante, deberíamos huir de una posición ventajista; al fin y al cabo, por mucho que hablemos de un buen ambiente para la poesía, los réditos culturales de un escritor sólo corresponden a sí mismo. Un instrumentista de clave puede dar las gracias a quien le prestó el instrumento, o el director de cine a las instituciones que le prestaron el apoyo en forma de dinero; un poeta se basta con lápiz y papel, con lo que sus éxitos son suyos en exclusiva. Pero tanto José Luis, como Eduardo García o José Daniel García han tenido la generosidad de compartirlos con todos, de hacer ciudad en todas sus actitudes. Su esfuerzo individual, en noches silenciosas de trabajo robado al sueño y a la familia, lo ponen también al servicio de una idea colectiva. Estaría bien, por parte de la ciudad y en correspondencia, reconocerlo de algún modo.

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