Se acaba la feria, después de una semana intensa, de reencuentros y ronqueras, la feria, esta feria de Nuestra Señora de la Salud 2022 llega a su fin. Mañana escucharemos balance, estadística y valoración de la feria más ansiada. Datos de turismo, de visitantes, datos económicos y de incidentes. Ahora, a nosotros, nos queda recordar, repasar y analizar faralaes y casetas.

De justicia, el reconocimiento a los caseteros valientes, que hace meses rodeados de riesgo e incertidumbre se embarcaron con brío en un reto que han superado con creces, con un público ciertamente entregado y con muchas ganas. Importantes esfuerzos por ofrecernos el mejor espacio, el rincón más ataviado, la caseta mejor engalanada, gracias por los geranios, los lunares, los retratos y los flecos, todo ello queda en el recuerdo y en nuestra galería saturada de amigas y amigos flamencos. En unas horas, un nuevo espectáculo pirotécnico pondrá el broche a estos días. La feria empieza y termina con fuegos artificiales y como otras veces, los fuegos abren el paso a lo nuevo.

La feria nos ha vuelto a dar la oportunidad de coincidir con quienes hacía mucho que no coincidíamos, puesta al día con gente que hacia tiempo no veíamos, charlas a gritos por encima de la rumba, confesiones con sabor a rebujito en la esquina del tablao, conversaciones animadas a ritmo de sevillanas clásicas. La feria es un foro singular, muy nuestro, muy de todos. La mezcla y la convergencia. La confluencia en el recinto ferial.

En la feria he sabido que a partir de la feria vienen cambios para muchos. Los hay que van a cambiar de trabajo, las hay que van a cambiar de estado civil, bodas y divorcios se avecinan y en El Arenal nos lo han contado; para otros, exámenes claves por delante, entrevistas cruciales que están por llegar. Oportunidades al fin y al cabo para todos. Ahora, y pensando en todos los reencontrados con cambios trascendentes por delante, los fuegos de hoy se me antojan no sólo el final de la feria sino el inicio de otras cosas para muchos. Los fuegos como punto de inflexión, momento a partir del cual llega un cambio de tendencia para tantos.

Ahora que no quedan enagüillas en nuestros salones, que los nórdicos y las mantas han salido del dormitorio y los chaquetones ya están apartados, para todos un nuevo semestre por descubrir, campaña, mítines, exámenes y opciones nuevas por delante. Cambios y oportunidades. Y mientras subimos los volantes al altillo y con esmero guardamos flores y mantoncillos, pienso en lo venidero. Miremos cara a cara a lo que está por llegar.

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