El fuste

Jesús Cabrera

Cumplidos de Jiménez Amigo

AÚN perdura entre los cordobeses antiguos la memoria de Rafael Jiménez Amigo, un personaje que llenó la Córdoba de la Restauración. Fue alcalde de la ciudad -como no podía ser de otra manera-, abogado, miembro de la Cámara de Comercio, académico, correspondiente de la Real Academia de San Fernando y mil cosas más. Pero lo más singular de Jiménez Amigo estriba en que fue el último seglar que tuvo derecho a asiento en propiedad en el coro de la Catedral, nada menos. Vivía en la calle Encarnación y aún se recuerda su estampa pulcra, atildada, correctísima paseando las calles de una ciudad a la que amaba hasta el tuétano. Su extremada educación le hacía saludar prácticamente a todo el mundo. Tocaba el ala de su sombrero, inclinaba la cabeza con suavidad y soltaba: "Saludos, recuerdos, memorias, expresiones". Esta retahíla se hizo tan popular que ha quedado en Córdoba el dicho de "Eres más cumplido que Jiménez Amigo" cuando se quiere subrayar a alguien a quien no se le pasa un detalle. ¿A cuento de qué viene esto hoy? Pues que la Junta de Gobierno Local, en recuerdo al histórico miembro de la Corporación, es más cumplida que Jiménez Amigo, porque en su sesión de ayer sólo había nueve puntos en el orden del día, y si de ellos se quita toda la morralla de asuntos de trámite nos quedamos solamente con que se reunieron para dar dos pésames. Jiménez Amigo vive.

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