Ya no es lo mismo asomarme a la ventana por la mañana, ni mucho menos, esto ya es otra cosa, que vaya tela cómo fueron esos marzo y abril, que era como vivir en una ciudad fantasma. Que se ponía alguien a andar por la plaza de San Agustín y lo escuchabas desde la lejanía, del silencio que había, Qué mal lo pasé esos días, pero mal. Ya sí lo puedo decir, y reconocer, cuando estamos ya cerca de pasar este mal rato que nos ha tocado. Yo no lo he pasado mal, lo he pasado peor, y hasta mucho peor, horrible, para qué les voy a engañar. Eso sí, si me ha leído, se habrá dado cuenta de que nunca he perdido la compostura, que me he mantenido firme, a pesar de lo que me pedían mis adentros. Y que no era otra cosa que meterme en la cama y no levantarme, pero esa no es nunca la solución de nada, aunque lo pretendamos. También me ha servido mucho mi hermana, que es un ejemplo en todo, que a veces no me doy cuenta del pedazo de hermana que tengo, que no se puede ser más fuerte y más entera y tener más cabeza. Que quien nos conozca seguro que duda que seamos de verdad hermanos, porque más diferentes no podemos ser. No me cuesta reconocerlo, las cosas como son, que si mi hermana es mucho mejor que yo, lo digo, y no pasa nada, faltaría más. Y también mi cuñado, que no es de esos pesados con los que se hacen tantos chistes, todo lo contrario, que es tela de buena gente y siempre prudente. Que cualquiera iba a aguantar al hermano de su mujer metido en su casa, que en eso soy un afortunados y lo tengo más claro que el agua.

Que lo que decía al principio, antes de enredarme, una vez más, que ya sí se ve movimiento, como se dice, que hay gente por las calles y la mayoría de los negocios están abiertos, por no decir todos. Y eso da alegría, claro que sí, y no solo estoy hablando de los bares, que también, pero me refiero a las pescaderías, carnicerías, fruterías o droguerías, que el barrio siempre ha tenido mucha tradición y esos negocios son la vida, y el alma, de muchos barrios. En fin, que se nos va el mayo más raro y malo de cuantos hemos conocido, pero lo doy por bien empleado si en nada estamos otra vez como siempre, eso es lo único que pido. Ya ni me acuerdo de todo lo que nos hemos perdido, porque doy por hecho que lo vamos a volver a disfrutar en el futuro y todavía mejor, que no me cabe ninguna duda. Hasta que eso llegue, que llegará, despacito y buena letra, que si algo lo hacemos mal no solo nos perjudica a nosotros.

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