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"Una mujer que gana no interesaba a los historiadores ni a los novelistas"

  • El autor valenciano narra en 'Yo, Julia', con la que conquistó el Premio Planeta, el ascenso al poder de Julia Domna, una figura con una extraordinaria importancia en el Imperio romano

Santiago Posteguillo, fotografiado ayer en Sevilla, donde promocionó su nueva novela, 'Yo, Julia'.

Santiago Posteguillo, fotografiado ayer en Sevilla, donde promocionó su nueva novela, 'Yo, Julia'. / belén vargas

En Yo, Julia, la novela con la que conquistó el Premio Planeta, Santiago Posteguillo (Valencia, 1967) regresa a Roma para contar la historia de Julia Domna, esposa del emperador Septimio Severo cuya inteligencia y ambición forjaron una nueva dinastía. El autor se pregunta por qué el relato histórico arrinconó a las mujeres que tuvieron en su tiempo un extraordinario poder.

-Usted sostiene que no había novelas ni películas sobre Julia Domna por dos "estigmas": porque era mujer y extranjera.

-Y además porque gana. Nos dejan que nos acordemos de Cleopatra, otra mujer que interviene en política, porque acaba mal, castigada por el Imperio Romano y suicidándose. En cambio, Julia gana, y eso parece que incomoda. ¿Por qué no quieren que sepamos que había una mujer capaz de maniobrar y empujar a su marido a la jefatura del Estado, que lo anima a ser emperador? Creo que esta lucha por la igualdad que intentamos construir hoy entre hombres y mujeres no puede levantarse sobre un vacío histórico, que no podemos obviar que hubo mujeres en posiciones preeminentes. No me gusta demasiado la palabra, pero Julia Domna es un ejemplo de mujer empoderada que vivió hace 1.800 años. Y estaría bien recordar que episodios así sucedieron.

-Usted, no obstante, evita el peligro de la hagiografía y retrata a su personaje con claroscuros. Galeno, que narra su historia, defiende que Julia actuó "siempre en defensa propia", adelantándose a sus muchos enemigos.

-Ella llega a aplicar una enorme violencia, provocará guerras civiles, pero empiezan contra ella. Cómodo la retiene como rehén, las élites romanas la desprecian por extranjera... Ella se ve acorralada y lleva a la práctica esa máxima, tan deportiva, de que la mejor defensa es un buen ataque. En Roma no se gana o se pierde: se gana... o se muere. Y ella no piensa morir, no está en su vocabulario.

-Roma encierra personajes fascinantes: Cómodo, con sus delirios de grandeza y su maldad refinada, capaz de poner a la ciudad su nombre y de lanzar flechas al público en los espectáculos que presidía, es una figura ciertamente atractiva para un novelista.

-Por las citas que pongo, él estuvo recreando los trabajos de Hércules y la gente tenía miedo de ir al anfiteatro porque el emperador podía disparar flechas al público, emulando a Hércules cuando mató los pájaros del lago Estínfalo. De ahí a elucubrar que alguna vez lo hizo no es apartarse demasiado de la realidad, y si además se sabe que tenía puesto el ojo en Julia... Cómodo es un perverso magnífico, un personaje maravilloso para un libro. Lo único que no hizo, como se cuenta en Gladiator, donde hay una escena en que Joaquin Phoenix estrangula a Richard Harris, es matar a su padre, algo que no ocurrió en realidad. Por lo demás, todas las maldades que salen en la película sí las perpetró Cómodo.

-Al hilo de lo que dice de Gladiator, a usted le preocupa mucho el rigor histórico, y en los anexos de la novela aporta documentación.

-Gladiator es un espectáculo visual impresionante, pero tiene unas inconsistencias históricas que no entiendo. ¡Si con contar la Historia es más que suficiente! Si se llevara al cine una trama como la de Yo, Julia con el mismo presupuesto que Gladiator, ¿no resultaría igual de impactante, sin necesidad de ser desleal a los hechos? Pero Hollywood es Hollywood. Hay una anécdota muy reveladora en este sentido: cuando Wolfgang Petersen hizo Troya quiso meter algunos planos con los hombres dentro del caballo, pero los productores se lo negaron porque, le decían, iba a cargarse la sorpresa. Y Petersen no daba crédito, asumía que todos los espectadores sabrían que los griegos iban dentro del caballo. Así es Hollywood.

-Cómodo señala que Julia es "demasiado hermosa e inteligente a la vez" y opina que "no deberían existir mujeres así". Algunos hombres aún se aferran a ese estereotipo de mujer bella y simple.

-Sí, ahí sigue ese miedo de los hombres a que una mujer los desbanque de su patriarcado. Cómodo, que es un psicópata pero no está loco, dice algo que comparten muchos hombres, a los que esa combinación de belleza e inteligencia vuelve muy inseguros. Y hay otras cosas que siguen siendo terribles hoy si trasladamos la historia de Julia al presente: para empezar, ella es siria. Lo que sí ha mejorado es la situación de la mujer en el mundo occidental: tenemos senadoras, congresistas, juezas, médicas, arquitectas... Caminamos en la dirección correcta pero queda mucho tramo por recorrer. Nadie, por ejemplo, ajeno al mundo jurídico puede entender una sentencia como la de La Manada, que parece una aberración vista desde el sentido común. Y después están todos los casos de violencia de género...

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