"Es un gran placer romper un poema"
Charles Simic · cosmopoética
El escritor se muestra pesimista respecto a la influencia que los poetas e intelectuales pueden tener en la sociedad en momentos de crisis de valores y reconoce que Obama ha sido una decepción en EEUU


De Belgrado, donde nació en 1938, trae un eco infantil de juegos y desafíos. De América, todo lo demás. Charles Simic conoce bien las contradicciones del tiempo que le ha tocado vivir. A partir de ahí ha construido una poética intensa, directa y limpia que estos días despliega en sus citas en Cosmopoética. Mañana participará en la lectura de clausura del festival junto a José Manuel Caballero Bonald, Coral Bracho, Cees Nooteboom y Pilar Paz Pasamar.
-Usted suscribe la idea de Wittgenstein de que "el lenguaje no puede representar aquello que encuentra su reflejo en el lenguaje". ¿Qué recursos tiene un poeta para hacer frente a esta limitación?
-Es un problema eterno de la poesía. La experiencia es compleja, está hecha de muchas cosas, emociones... Cuando escribimos acerca de ella, lo que decimos con las palabras no es exactamente lo que queremos expresar. El poeta intenta encontrar metáforas, elementos que le permitan, de una manera misteriosa, capturar la complejidad de la realidad, y que lleven a que el lector capte la idea clara y real de lo que quiere decir.
-¿Puede haber poesía sin belleza?
-Sí, la belleza no es necesaria la mayor parte de las veces.
-¿Piensa mucho en el poema antes de escribir? En el proceso de escritura, ¿qué papel representan la intuición y la meditación?
-Hay una combinación de los dos elementos. A veces pienso en lo que quiero escribir, escribo algunas palabras y cuando lo leo me doy cuenta de que no va en la dirección que yo deseaba. Entonces cambio la dirección. En ocasiones, escribir un poema me lleva bastante tiempo. Lo tengo en la cabeza pero no sé adónde me llevará. Mi cabeza me dice una cosa pero el poema me lleva a otro territorio. Hay un componente de sorpresa. Nunca sé exactamente qué voy a escribir.
-¿Qué importancia concede a la ironía en su poesía?
-Prefiero el humor. Una visión cómica de las cosas.
-A lo largo de su trayectoria ha roto muchos textos. ¿Se arrepiente de haberse deshecho de ese material?
-No, es un gran placer romper un poema. Hay veces en las que uno está bloqueado y no escribe lo que quiere. Y al leerlo piensa: "¡Qué estúpido, qué ciego fui!".
-¿Recomienda a los jóvenes poetas que mantengan ese nivel de exigencia con su obra?
-Sí, deben ser exigentes consigo mismos, pero en los comienzos también deben recibir la ayuda de los demás para mejorar su poesía.
-¿Se puede enseñar a escribir poesía?
-Tiene que haber talento, pero hay cuestiones que sí se pueden enseñar desde la experiencia. El talento no se puede enseñar.
-¿Ha conseguido llegar a algún estado de plenitud a través de la poesía?
-Por supuesto. Hay días o meses en los que siento que realmente estoy escribiendo bien. Entonces sí me siento en ese estado de elevación.
-En su trayectoria de lector y escritor fue muy importante el descubrimiento de los poetas latinoamericanos. ¿Cómo le influyeron?
-Neruda y César Vallejo me influyeron mucho cuando era joven. A principios de los años 60, cuando yo escribía mis primeros poemas, un amigo publicó un pequeño libro con poemas de ellos que resultó para mí un hallazgo.
-¿Qué poetas españoles le interesan?
-He leído sobre todo a poetas de mi generación. Me gustan los grandes poetas del modernismo y los posteriores, Lorca, Alberti, Hernández... En Estados Unidos ha habido muchos intentos de imitar a Lorca, sobre todo el de Poeta en Nueva York, pero esto es imposible porque Lorca es inimitable.
-Un momento decisivo en su vida fue su traslado a Estados Unidos desde Europa, con el consiguiente choque cultural y social. ¿Cómo influyó en su crecimiento personal el descubrimiento del nuevo continente?
-Fue en el año 1954. Europa era un buen sitio para estar, pero América era especialmente excitante. Desde el principio me gustó la gente americana, y también las películas, la música, la ropa... Había allí muchos emigrados, de Yugoslavia y otros países europeos.
-¿Cómo ve a Europa y América en la actualidad?
-Soy consciente de las dificultades económicas que atraviesan algunos países europeos como España o Portugal. También Estados Unidos pasa por un mal momento económico. En realidad, en el Gobierno estadounidense nada funciona. Está parado. La gente no está de acuerdo con las decisiones que se están tomando. Los republicanos y los demócratas son incapaces de trabajar juntos y esto es un problema.
-¿Hay mucha decepción con Obama?
-Obama prometió hacer muchas cosas que no está haciendo. No está haciendo nada por la gente que lo votó, en la que yo me ubico. No está siendo un buen presidente.
-El problema de mucha gente, no sólo en Estados Unidos, es que no encuentra una opción política en la que sentirse representada.
-Es cierto. En Estados Unidos los republicanos hablan mucho pero un gran número de ciudadanos no los ven como una opción y volverán a votar a Obama en 2012, a pesar de lo que está pasando. No encuentran otra alternativa.
-En un momento como el actual, de crisis, de confusión de valores, ¿qué papel puede representar la poesía?
-No puede hacer nada. A lo largo de la Historia se ha demostrado que los poetas e intelectuales no han tenido influencia en situaciones de este tipo.
-Usted es un gran defensor del individuo frente al sistema.
-Defiendo la individualidad frente a los movimientos colectivos. Mi educación es la típica de un ciudadano de Europa del este y la Historia me ha enseñado a pensar así. Hemos estado muy marcados por el comunismo y otros sistemas de pensamiento, y yo creo que entre todo eso la persona tiene que encontrarse a sí misma, hallar una voz propia, seguir su camino.
-¿Qué queda en usted de aquel niño que jugaba a la guerra en un Belgrado asediado mientras a su alrededor se desplegaba una guerra de verdad?
-Siempre hay guerra en algún sitio, ciudades bombardeadas... Sé cómo se sienten esas personas, que saben que en cualquier momento pueden morir y no pueden hacer nada. Pero, aunque suene raro, cuando yo era niño, durante la guerra, fui feliz en ese contexto porque era mi realidad. La ciudad estaba en ruinas pero yo tenía amigos, jugaba con ellos y aceptábamos la realidad.
-¿Qué le han parecido Córdoba y Cosmopoética?
-La ciudad es fantástica y el festival está muy bien organizado. El trato con la gente es amable y el tiempo es magnífico. Es la primera vez que vengo y estoy feliz aquí.
-¿Tiene previsto escribir una segunda parte de sus memorias?
-He pensado en ello, pero hago otras muchas cosas, escribo sobre política, arte, cine, literatura, comida... De momento no me he puesto a escribir ese libro pero sí lo tengo en la cabeza.
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