Entrevista

Zahara: "Tocar en teatros te permite que haya más matices, más espacio para lo sutil"

  • Zahara hace un alto en el camino de la promoción de 'Astronauta' para sumergirse en una pequeña gira más íntima que la trae hasta el Gran Teatro este jueves

Zahara, en una imagen promocional.

Zahara, en una imagen promocional. / Noemí Elias Bascuñana

Zahara (Úbeda, 1983) hace un alto en el camino de su gira de promoción de Astronauta (G.O.Z.Z. Records) para sumergirse en una expedición por varios teatros de España donde recupera el tono íntimo y directo de canciones como Con las ganas u Olor a mandarinas.

En ese paseo por la explotación de lo interno, la ubetense recala en Córdoba, en el Gran Teatro el próximo jueves.

–¿Cómo surge la idea de esta pequeña gira de teatros?

–Llevábamos un ritmo con una intensidad y una manera de estar girando tocando canciones muy arriba y el cuerpo, a todos, nos pedía bajarlo un poco. Yo tengo muchas canciones y muchas se han quedado fuera porque no eran las más festivas o las más enérgicas. Pero tienen una carga de emoción que nos apetecía mucho explorar. Por eso dijimos de hacer un alto en el camino y dedicarle tiempo a estas canciones más íntimas.

–¿Cuáles son las diferencias que percibe como artista de tocar en una sala de conciertos a hacerlo en un teatro?

–Los teatros tienen una manera natural e implican que el público esté callado y sentado, con una predisposición a la atención. Eso te permite tocar flojito, que haya muchos más matices, hacer los coros de una manera más sutil porque se escucha. En un festival no hay mucho espacio para lo sutil porque todo se pierde en ese gran escenario. Es un privilegio que no se sucede en otros escenarios por la propia acústica.

–Ha definido esta gira como con “tintes melodramáticos” y “una gran carga emocional”, ¿se puede decir que ir a un concierto de este tipo es hartarse de llorar?

–Hemos querido especificarlo así porque en mis conciertos, hasta en los acústicos, ha habido baile y ha habido risas. Y esto va por otro sitio, por una búsqueda de repertorio más tranquilo, más relajado. Pero obviamente pasan muchas cosas. No hay baile, por lo menos no creo que el público baile –en los últimos cuatro conciertos no ha pasado–, aunque yo no me puedo estar quieta. Es cierto que hay épica y algunos momentos de rock, pero todo desde otro lugar. Pero que se traigan sus kleenex, yo lloro un par de veces.

Zahara, en una imagen promocional. Zahara, en una imagen promocional.

Zahara, en una imagen promocional. / Noemí Elias Bascuñana

–Recupera temas como Con las ganas u Olor a mandarinas, ¿por qué no llevarlos a otro tipo de conciertos?

–Yo combino y hay algunos conciertos de los otros que van abajo. El problema es que si empiezas a meter todas las que van abajo se te queda descompensado. Esas canciones requieren una concentración emocional fuerte. Si estás tocando en un festival y la gente tiene ganas de fiesta y tú, de repente, te pones en una posición un poco incómoda en lo emocional para recuperar esa energía y la gente se pone a corearla, a mí me lleva a otro sitio al que originalmente no quiero que mi intención me lleve. En mis conciertos hay una montaña rusa y hay momentos de baile y otros distintos, como cuando tocamos El frío o Del invierno, que la gente se puede venir abajo. Pero compensamos y en los conciertos tienen que pasar cosas, no puedes hacer un concierto enteramente épico ni de baile ni triste pero este está más enfocado a eso, a que se disfrute, a que vayas y te sientes y abras un poco el pecho y dejes que pasen cosas.

–Una vez finalizada esta pequeña gira, ¿recuperará la gira grande de Astronauta?

–Justo cuando acabe esta gira empieza la de Mahou. Mahou cada año colabora con artistas a quienes apoya y este año he sido yo la elegida. Volvemos a tocar y nos llevan a lugares distintos, no a capitales de provincia, que siempre a los artistas nos da más miedo arriesgar en ese sentido. Aquí contamos con el apoyo de Mahou que nos facilita el poder ir a lugares donde tenemos menos riesgo. Va a venir la fiesta otra vez. Lo que me pasa es que muchas veces me preguntan que me gusta más y lo que me gusta es poder hacer las dos cosas, o las tres o las cuatro. Aquí no hay que ser monógamo, no hay que ceñirse a un estilo, es lo maravilloso.

"Aquí no hay que ser monógamo, no hay que ceñirse a un estilo, es lo maravilloso"

–Ahora está impartiendo Cultura Musical en Operación Triunfo, estudió Magisterio Musical, no sé si le ha servido para estas clases.

–Ejercí solo cuando hice las prácticas, nunca he tenido una clase a mi cargo, a veces he dado charlas o talleres, pero no he ejercido y me encantaba. La educación es fascinante y tengo una admiración profunda por quienes se dedican a esto, me parece súper estimulante, mis padres son educadores y he vivido rodeada de esto. Es un honor poder hacer esto, me está encantando y lo que más me está gustando es ordenar y preparar las clases, organizar toda la información que tengo en mi cabeza y darle una coherencia y un hilo conductor. En esta preparación estoy leyendo muchísimo, escuchando mucha música, hablando con mis amigos músicos que saben una barbaridad de todo... y eso es lo que quiero transmitir, que así es como se aprende. No hace falta saberlo todo, no pasa nada por no conocer al artista más famoso de la historia de la música. Eso da igual, lo que importa es que tengas ganas de saber qué han hecho otras personas, que te abras a escucharlas, que eso te influya y que sientas gratitud a la hora de cantar porque pienses que estás haciendo eso gracias a que otros lo hicieron antes.

–¿Qué tal va Teoría de los cuerpos? ¿Nace de la necesidad de contar lo que no se puede cantar? ¿Hay cosas que no se pueden cantar?

–Voy a ser un poco bruta, pero es la verdad. Puedo escribir la palabra polla, pero no la puedo cantar, al menos a día de hoy, en un disco posterior me atreveré. También pensé hace años que no podría cantar "follar" porque me daba mucho pudor y ahora lo hago. El tenerlo que escribir y no decirlo en voz alta ni cantarlo te permite una libertad para no tener pudor. Hablo de algo tan rudo como pueden ser estas palabras, pero también de abrirte y contar algo visceral de una manera más explícita que no me atrevería a hacer cantando. Es verdad que hay veces que la canción tiene unas indicaciones estructurales, métricas, un estribillo... eso hace que la expresión artística se vea condicionada. También tienes la suerte de que hay una melodía y si tienes una letra mala a lo mejor te la salva. Son dos cosas que teniendo mucho que ver son muy distintas. Yo que soy inquieta, que necesito expresarme continuamente, a veces las canciones no me llegaban y por eso escribí una novela y escribo poemas. Sobre cómo va, sé que están contentos.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios