Loquillo | Crítica de música

Loquillo conquista Córdoba como un héroe

Loquillo, en un momento de su concierto en el Teatro de la Axerquía de Córdoba.

Loquillo, en un momento de su concierto en el Teatro de la Axerquía de Córdoba. / Juan Ayala

Suena Heroes, de David Bowie, en el Teatro de la Axerquía. El clásico entre los clásicos del Duque Blanco pone banda sonora a la despedida de Loquillo y su gran banda tras el impecable recital que han ofrecido. Ha sido el concierto que el de El Clot le debía a Córdoba después del gatillazo de voz que sufrió en aquel anterior recital programado dentro del Festival de la Guitarra y que le obligó a suspenderlo cuando apenas llevaba dos canciones y un tercio de la tercera, Territorios Libres, que en esta ocasión no ha interpretado.

Loquillo ha cumplido con creces ante un público entregado, tanto a la hora de interpretar los clásicos entre los clásicos de ya varias décadas de carrera de fondo, como a la hora de hacer lo propio con ya hits que forman parte de su repertorio más reciente, los del disco titulado, como una declaración de intenciones, El último clásico, que conseguía presentar, ahora sí, en Córdoba.

Canciones nuevas como la que abrió el concierto, Los buscadores, ese tema cofirmado entre el propio Loquillo (José María Sanz Beltrán), Luis Alberto de Cuenca, Gabriel Sopeña y Josu García, hasta su tema cierra conciertos, uno de los más esperados y coreados por el público, Cadillac solitario, que lleva la firma de su eterno compañero en Trogloditas Sabino Méndez.

Como reza la canción de Bowie, Loquillo y su gran banda han sido héroes por un día en Córdoba -porque siempre este español de Barcelona ciudad, de los que siempre vienen a sumar y no a restar, como él mismo se define, se sabe rodear de los mejores músicos-. Pero no unos héroes cualquiera, sino unos grandes héroes, los mejores héroes.

José María Sanz Beltrán, como buen dandy que es, agradeció casi en el crecúspulo del recital la comprensión del público por aquel concierto que se vio obligado a suspender dos meses antes por un fallo de voz. "El cuerpo es el que manda", dijo. El público rompió en aplausos como insistiéndole que no eran necesarias las disculpas. Porque a Loquillo todo se le perdona cuando demuestra, como lo hizo en Córdoba, que lo da todo en el escenario. Para el recuerdo canción incluida, Creo en mi, "dedicada a Nieves", y una mirada al cielo para homenajear a Johnny Hallyday  -con quien la grabó- y a Jean Paul Belmondo a la hora de interpretar Cruzando el paraíso.

Un concierto de Loquillo es un viaje que recorre prácticamente toda su carrera, con canciones que han puesto banda sonora a mayores y a no tan mayores. Desde aquel Ritmo del garaje, que inmortalizó grabándolo en los 80 con Alaska, hasta ese Rey del glam que le ha tomado prestada en forma de versión a Alaska y Dinarama, también de la época de los 80, y que es una de sus últimas grabaciones.

Eso sí, no faltan sus declaraciones de intenciones, además de en sus temas, a la hora de dirigirse al público. "Vivimos tiempos asesinos, la libertad individual lucha contra la Administración, pero si hay algo peor que el miedo es el silencio", lanzó al respetable como prólogo a Rock suave, un rock suave, con frío de cuchillo, elegante y sensual, como un beso en la garganta, suave, felino y animal.

Un rock que, insisto, es toda una declaración de intenciones de uno de sus mayores profetas, es la de un tipo con una Rock and roll actitud, un profeta de ese rock que hoy en día lo esconden en las luces y los focos, lo mezclan con reclamos comerciales, lo repudian como a un virus contagioso, pero que vuelve a perderse por los bares.

Loquillo, parafraseando la canción Rock and roll actitud, lo tiene claro y manda con ella otro de sus mensajes al respetable: Pero no olvides, no traiciones / Lo que siempre te ha hecho vivir / No olvides, no traiciones / Lo que llevas muy dentro de ti / Porque no muere jamás tu rock and roll actitud. 

Y para rock and rock actitud, la de la banda: la de un eterno rey del glam, su guitarrista Igor Paskual, que junto al también guitarrista Josu García -productor de Loquillo y responsable de un sonido más duro de la cuenta del recital- a Pablo Pérez también a las guitarras, a Gabri Casanova a los teclados, a Laurent Castagnet a la batería, y a Alfonso Alcalá al bajo, ejercen de los más perfectos escuderos del héroe abrazándola. Y es que ellos también fueron héroes en Córdoba.

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