Crítica de música | Javier Riba y Ensemble Alberti

Anocheciendo Boccherini

Javier Riba y el Ensemble Alberti, durante su concierto en la Fundación Gala.

Javier Riba y el Ensemble Alberti, durante su concierto en la Fundación Gala. / Ino Navarro

Justamente por San Antonio tuvo lugar un concierto memorable en la Fundación Antonio Gala. Su último proyecto, Gala Fest, aspira a rellenar el hueco en las programaciones de la ciudad que están desprovistas de ciclos de música de cámara. Este domingo fue el turno del Ensemble Alberti junto al guitarrista Javier Riba, quienes nos regalaron una velada musical dieciochesca.

Comenzó el Ensemble Alberti interpretando el Cuarteto de cuerda op. 18 nº1 de Beethoven. Abrir un concierto con una obra del genio alemán implica energía desde el primer momento, una tarea nada fácil. Si bien los inicios del cuarteto fueron más bien tímidos, la agrupación fue ganando seguridad provocando aplausos tras el primer movimiento.

El joven ensemble demostró soltura en los contrastes dinámicos y control en los tempi. El tipo de lectura quizás sacrificó la afinación en alguna ocasión, hábilmente salvada por la destreza del chelista. Las miradas cómplices antes de afrontar el Allegro se tradujeron posteriormente en la esperada consolidación del cuarteto.

Presentado el ensemble, se formó un silencio expectante que afectaba hasta al aleteo de los abanicos de los asistentes. Fue entonces cuando apareció el guitarrista Javier Riba, rompiendo este silencio con una brillante ejecución de tres Sonatas de Domenico Scarlatti.

El sonido inconfundible de Riba no solo mantuvo la atención del público haciendo un despliegue de virtuosas ornamentaciones, sino que también le acercó al mundo de Scarlatti con una mirada honesta. Se merece mención especial la dulzura melódica en ese cantabile de la Sonata K. 280 en contraste con el cambio tímbrico que utilizó para la Sonata K. 332. Llegó el esperado momento en el que el Ensemble Alberti se unió con el concertista en un quinteto.

Para la preparación del mismo, Javier Riba aprovechó para explicar la naturaleza del programa, explicando que Scarlatti había servido de puente para dos obras coetáneas pero totalmente opuestas en su concepto: la genialidad visionaria de Beethoven frente a la tradición de Boccherini. El conocido Quinteto nº 4 en Re Mayor se alzó triunfante mientras anochecía.

La agrupación hizo un alarde de complicidad, soltura y compenetración, elementos  indispensables en la música de cámara. La entrada inesperada pero triunfal de las castañuelas puso el broche a un Fandango lleno de carácter que provocó la ovación por parte del público.

A consecuencia de los aplausos, el quinteto regresó obsequiándonos con la conocida canción de los Beatles Eleanor Rigby, en un arreglo desenfadado del maestro Leo Brouwer.

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