Teatro y mezcla de sonidos en una madrugada mágica
Lugares emblemáticos del Casco Histórico fueron testigos de este gran acontecimiento · Las peñas flamencas y los barrios no quisieron faltar a la cita
El mejor escenario imaginable para representar un auto sacramental de Calderón de la Barca es sin duda alguna el Compás de San Francisco. Anoche, actores de la compañía Trápala Teatro mezclaron su interpretación con la voz de un cantaor, David Pino, el sonido de la guitarra de Alfonso Linares, el de la viola de Miguel Linares y con un coro de voces polifónicas para ofrecer al público que se congregó en el claustro de este templo la representación de El veneno y la tríaca. Luces amarillas y rojizas impregnaban el ambiente, en el que se respiraba un leve olor a incienso.
El escenario, con una cama, una fuente y unas macetas que simbolizaban un jardín, fue testigo de los avatares de los protagonistas de esta obra en la que una infanta es envenenada con motivo de una venganza hacia su padre. Ataviados con vestidos de la época, un grupo de cuatro bailaores acompañaron sobre las tablas a los actores. Todos los palos del flamenco estuvieron presentes en este espectáculo, que congregó a un gran número de asistentes en torno a la iglesia.
Para amenizar antes de la representación un grupo de actores interpretó pequeñas piezas e hizo al público partícipe animándolo a repetir estrofas con ellos. Lo único que empañó este montaje fue la calidad del sonido, que a veces falló durante la representación.
Por otra parte, el Jardín Botánico también acogió uno de los espectáculos de La Noche Blanca del Flamenco, Con otro duende. Las voces de Chico Herrera, Susana Raya, Rosario Villajos acompañados por los instrumentos de Antonio Romero, Manuel Palacios y Jorge Carmona hicieron un recorrido por varios estilos musicales como la bossa nova y el jazz en un entorno idílico al que acudieron personas de todas las edades, desde grupos de jóvenes, pasando por ancianos y niños.
Anoche, otros de los lugares más significativos y tradicionales de la ciudad fueron testigos de la magia, del duende y del arte flamenco. Colón y la Torre de la Malmuerta acogieron desde las 22:30 la producción Epigea, el espectáculo más multidisciplinar y uno de los más innovadores de La Noche Blanca, con danza contemporánea, performances, música, sesiones de DJ's y artes plásticas. El objetivo: hacer una revisión del flamenco desde el punto de vista de algunos colectivos culturales contemporáneos.
El flamenco también se abarcó desde otra perspectiva: la de los coros rocieros y la copla. Desde las 22:30 en la explanada del Alcázar de los Reyes Cristianos se dieron cita el grupo cordobés Son del Sur y los coros de la Hermandad del Rocío de Córdoba y Almonte y el de la Hermandad de la Paz y Esperanza. Desde las 23:45 la Casa de las Campanas fue escenario de un homenaje a Rafael de León y a Juan Solano. En este espectáculo los protagonistas fueron la artista de canción española Laura María, que estuvo acompañada por la voz de Rafael León, un pianista y un grupo de bailaores. El Palacio de Orive también participó en esta gran fiesta con Flamenco a la carta, una cita en la que el público fue partícipe decidiendo lo que querían escuchar y pidiéndolo al guitarrista Rafael Trenas y a la cantaora Rosa de la María.
El dramatismo del Romancero gitano de García Lorca ocupó un lugar privilegiado la pasada madrugada, donde la noche, la muerte, la luna y la cultura de un pueblo; el gitano, se mezclaron con el cante, el baile y el toque en Lorqueando en la plaza del Cardenal Salazar. Y no podía faltar a esta cita el barrio más torero de la ciudad, el de Santa Marina, y su emblemática plaza del Conde de Priego, con la figura de Manolete como principal espectador de Taurojondo, un montaje en el que participaron algunos alumnos de la Escuela Taurina del Círculo Taurino de Córdoba acompañando al cantaor David Pino y al guitarrista Gabriel Expósito.
recitales en las peñas
Algunas de las peñas flamencas de la ciudad se vistieron de gala anoche para participar en este acontecimiento único. En la Peña Fosforito, Andrés García y Joaquín Garrido deleitaron a los asistentes a este recital, y en el Rincón Flamenco hicieron lo propio Antonio Porcuna El Veneno, Alberto Lucena y el bailaor Fran Espinosa y su cuadro flamenco. Los barrios también fueron testigo de esta cita, desde el Parque Figueroa hasta el Campo de la Verdad pasando por Cañero, donde actuaron El Califa y El Tomate acompañados por bailaores de la academia de María La Chata.
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