Cántico despliega sus alas de futuro en una exhibición antológica de su legado

Acontecimiento Pablo García Baena y Ginés Liébana asisten a la inauguración

El Palacio de la Merced acoge hasta el 16 de mayo la exposición 'Cántico 2010', una revisión de la historia del grupo cordobés desde sus orígenes nutrida con materiales inéditos · Comisariada por Rafael Inglada, la muestra viajará a Málaga

'Tertulia del futuro grupo Cántico', de Ginés Liébana, 1940.
Alfredo Asensi / Córdoba

16 de abril 2010 - 05:00

Cántico, afirma Ginés Liébana, "fue vanguardia en su tiempo y ya era futuro". La importancia del grupo cordobés en el mapa de la poesía española del siglo XX es reconocida sin titubeos, pero queda mucho Cántico oculto, "mucho que recuperar todavía", en palabras de Liébana, sobre la constelación de poetas y artistas cordobeses que combatió con luces, metáforas y sabiduría la pobreza opresiva de los años 40 y 50. En este ejercicio de recuperación se inscribe la exposición Cántico 2010, que rastrea el nacimiento, el desarrollo y el legado del grupo, sus fuentes estéticas y su vocación universal a través de 350 piezas, muchas de ellas inéditas. Comisariada por Rafael Inglada, la muestra permanecerá en el Palacio de la Merced hasta el 16 de mayo y posteriormente viajará al Palacio Episcopal de Málaga.

La Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, la Fundación Provincial de Artes Plásticas Rafael Botí de la Diputación, la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y la Delegación de Cultura del Ayuntamiento han unido sus esfuerzos para reconstruir la historia de Cántico desde los años 30 del pasado siglo hasta la actualidad. En el proyecto han colaborado también, con la cesión de piezas, los dos integrantes vivos del grupo, Pablo García Baena y Ginés Liébana, así como herederos y amigos de Juan Bernier, Julio Aumente, Miguel del Moral, Ricardo Molina, Mario López y Vicente Núñez. La labor de Inglada ha sido de investigación y sondeo, recopilación y selección, con el objetivo de presentar al público una visión global, pero matizada y novedosa, de la labor del grupo, integrado por creadores de caracteres y trayectorias muy distintos y que, como señaló en la inauguración el consejero de Cultura, Paulino Plata, "no se dejaron amedrentar por aquellos que decían que corrían malos tiempos para la lírica".

Cántico, indicó el consejero, fue "una de las empresas literarias más trascendentes y valientes" de cuantas se desarrollaron en los años del franquismo. Las "voces discordantes" de estos creadores "lograron hacerse oír para poner voz a un tiempo de silencio" y dar cuerpo a lo que hoy es "una marca registrada: la escuela cordobesa".

Partiendo de la tradición, añadió Plata, el grupo manifestó una "tendencia a la universalidad" y una devoción por la cultura que "se manifiesta en la Córdoba actual" con iniciativas como Cosmopoética. La exposición es, por tanto, "un altavoz para que el eco de aquel Cántico llegue hasta nosotros alto y claro".

La muestra se centra en tres ejes fundamentales: libros, documentos y obras de arte, desde los orígenes del grupo hasta las últimas publicaciones. Asimismo, habilita espacios para aspectos que contribuyen a fijar el perfil de sus integrantes, como el interés por la arqueología de Juan Bernier o la afición al flamenco de Ricardo Molina.

Los visitantes pueden contemplar cartas, fotografías y manuscritos originales, parte de ellos inéditos, así como dibujos y cuadros de Liébana, Del Moral y López y de artistas relacionados con Cántico como Rafael Álvarez Ortega, Manuel Aumente, Pedro Bueno o Rafael Medina. En este sentido, la exposición recuerda a algunos escritores y pintores que, sin formar parte de Cántico, vivieron de cerca la aventura de la revista: Bernabé Fernández-Canivell, Gabriel García-Gill, Jacobo Meléndez, José de Miguel, Rocío Moragas...

Con San Juan de la Cruz y Luis de Góngora como figuras tutelares, la exposición recoge imágenes de la infancia de García Baena y Vicente Núñez, las portadas de los distintos números de Cántico y una nueva realizada por Ginés Liébana para esta exposición, ejemplares de otras revistas de la época como Espadaña, Garcilaso, Postismo y la cordobesa Ardor, singulares fotos de los años 40 y 50 que ofrecen perspectivas novedosas sobre los miembros del grupo, bocetos, carteles de homenajes y, para terminar, el cuadro de Julio Romero de Torres Ángeles y Fuensanta, evocado en sus versos por García Baena.

El catálogo de la exposición incluye una antología, una bibliografía, una cronología y, como colofón, tres textos inéditos de Ricardo Molina (entre ellos el auto sacramental El hijo pródigo) y otros tres de García Baena (entre ellos Escuadra y Por el mar de mi llanto, con dibujos de Liébana), más la adaptación que el autor de Rumor oculto hizo en 1945 del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz.

La exposición, según Inglada, aspira a mostrar lo más significativo de cada poeta para construir un mosaico que refleje los elementos que resultan comunes a todos ellos como el fervor barroco o la influencia notoria de la Generación del 27. Una iniciativa que contribuye, según el presidente de la Diputación, Francisco Pulido, "a reparar la deuda permanente" que Córdoba tiene con esta gran promoción de creadores.

"Ya no se trata de reivindicar a Cántico sino de celebrar que nuestra ciudad viera nacer a este grupo", apuntó el delegado de Cultura del Ayuntamiento, Rafael Blanco, que recordó las iniciativas que en los últimos años se han desarrollado para homenajear individualmente a algunos de sus miembros como Molina o García Baena.

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