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Obama se rodea de expertos

  • La decisión de dar a Clinton el Departamento de Estado y conservar a Gates en el Pentágono decepciona a quienes esperaban del presidente electo un cambio radical

El dream team quedó finalmente constituido. Con la irrupción de Hillary Clinton como secretaria de Estado, la misma que en las primarias por la candidatura presidencial demócrata acusó al presidente electo de "ingenuidad" y de ser "peligrosamente inexperto", secundará a Barack Obama a cargo de las relaciones exteriores. "Me siento orgullosa de haber sido convocada por el próximo presidente Obama", dijo Clinton el lunes ante la prensa.

La decisión de conservar a Robert Gates al frente de la Secretaría de Defensa demuestra que Obama, aún antes de asumir la primera magistratura, es un hombre con coraje y disposición al riesgo, poniendo así de manifiesto la inteligencia y clarividencia que tantos le encomian. Irritados con las designaciones quedaron únicamente aquéllos que esperaban que el tan pregonado "cambio" se cristalizaría en un vuelco radical de la política estadounidense.

Obama, en cambio, elogió el "pragmatismo" de su equipo de seguridad al presentarlo. Todo indica que Obama prefiere no estar secundado por funcionarios que digan a todas sus propuestas. Después de todo, ésa fue justamente una de las críticas más fuertes contra George W. Bush. "Quiero puntos de vista diferentes", subrayó siempre Obama, para añadir que buscará "debates animados" en la Casa Blanca. "Pero las decisiones las tomaré yo como presidente". El jefe del Estado Mayor Michael Mullen confirmó tras un reciente encuentro con el presidente electo que Obama "sabe escuchar", que es abierto y no es dogmático, según reseñó The Washington Post.

Un mes después de las elecciones y con siete semanas por delante hasta asumir, ha designado ya a la tercera parte de su equipo de colaboradores más cercanos en un tiempo récord. Obama se ha volcado por personalidades fuertes y experimentadas. Durante las presentaciones en que estuvo acompañado por su esposa quedó claro que es un hombre que las prefiere de carácter fuerte y determinadas, y que es capaz de soportar las críticas e ironías. La decisión de invitar a Hillary Clinton a integrar su equipo de Gobierno demuestra una vez más que Obama no toma los caminos más cortos ni los más fáciles.

Para el ala izquierda del Partido Demócrata, las designaciones que ha hecho públicas hasta ahora Obama son decepcionantes. "Me siento increíblemente frustrada", escribió Chris Bowers en el blog de simpatizantes de esa corriente openleft.com. La selección de personal hecha por Obama representa en sus ojos una traición a las promesas de "cambio" formuladas durante la campaña. El propio Obama había sembrado dudas durante la campaña de que Hillary Clinton pudiese ser una personalidad dispuesta a "un cambio genuino, en el que podamos creer". La revista de centroizquierda The Nation escribió: "No es éste el cambio fundamental. Pero nadie que siguiera con atención la campaña electoral de Obama pensó que estuviera en juego el cambio".

Después de todo, Obama ratificó en su cargo al ministro de Defensa de George W. Bush, Robert Gates. James Jones, un ex comandante en jefe de la OTAN, que si bien criticó la guerra de Iraq es un hombre próximo a los republicanos, será su asesor de Seguridad Nacional. Obama presentó un equipo de seguridad integrado por "veteranos de la Guerra Fría" y "halcones políticos", comentó The New York Times.

A Obama le interesa más la competencia personal que la lealtad, lo que también marca una clara diferencia con Bush. Numerosas personalidades que acompañaron a Obama durante su campaña no serán premiados con cargos políticos de relevancia, como es el caso de su asesor principal en materia de política exterior, Anthony Lake.

Numerosos sectores recibieron las designaciones de Obama con beneplácito. El politólogo Peter Beinart, del Instituto Consejo para Política Exterior, cree que Obama ha montado una astuta estrategia para llevar a cabo su política interna de diplomacia y "poder suave", convocando a políticos con una trayectoria patriótica que nadie podrá cuestionar.

Así como lo hiciera en el pasado Bush invitando al ex comandante en jefe Colin Powell a convertirse en su secretario de Estado y convenciendo a este ex militar moderado para que respaldase la guerra de Iraq. Con Gates, Jones y Clinton, Obama ha sabido rodearse de colaboradores que podrán venderle su política exterior no sólo a israelíes, iraquíes o iraníes. "Podrán vendérsela al pueblo estadounidense", escribió Beinart en la revista Time.

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