Elecciones

Los retos del presidente

  • Sacar a España de la zona de rescate, menguar los cinco millones de parados y gestionar el fin de ETA son algunos de los grandes desafíos del líder del PP.

La noche del pasado 20-N, con la mayoría más absoluta lograda por el PP en toda su historia, Mariano Rajoy lanzó un primer mensaje muy medido institucional en el que, sobre todo, prometió trabajo, trabajo y trabajo. Desde el balcón de la sede popular en la calle Génova, el ya presidente electo del Gobierno aseguró a los suyos que a la mañana siguiente estaría, eso, trabajando en su despacho.

Hacia las nueve de la mañana, le esperaba en su despacho la prima de riesgo española a en 443 puntos básicos. Hacia a la una de la tarde llegó a los 460 puntos. Ni que decir tiene que el reto más inmediato es sacar a la economía española de la zona de rescate. Para ello, el primer instrumento a su alcance para generar confianza es la elección de su vicepresidente económico, que, visto lo visto en Italia y Grecia, será posiblemente un tecnócrata. José Manuel González Páramo y Luis de Guindos son los favoritos.

Pero será en los Presupuestos Generales del Estado para 2012 en los que tendrá la oportunidad de ganarse de verdad la confianza de los mercados. Para cumplir los compromisos de déficit pactados con la Unión Europea (UE) -un 6% este año; un 4,4% en 2012, y un 3% en 2013-, tendrá que acometer importantes recortes de gasto público. Salvo un aumento importante de los ingresos fiscales a través de subidas del IRPF, el IVA, los impuestos especiales que gravan el tabaco y el alcohol y las tasas universitarias, podríamos estar hablando de 18.000 millones de euros de tijeretazo en 2012, con el salario de los funcionarios en primera línea de exposición de nuevo.

Casi a la par, el líder del PP tiene que reactivar la economía española, que en el último trimestre dejó de crecer y amenaza con una recesión en toda regla. Para ello, necesita una segunda tanda de fusiones para sanear y completar la reestructuración del sector bancario, así como buscar una salida a los activos tóxicos del ladrillo, cuyo coste rondaría los 100.000 millones de euros. Todo ello para que las entidades bancarias vuelvan a dar créditos a familias y empresas con el fin último de volver a crear empleo en España.

La otra pata será una vuelta de tuerca a la reforma laboral del Gobierno de Rodríguez Zapatero para que, merced a una modificación de la negociación colectiva, los salarios se ajusten a la situación económica de las empresas. Además, se espera una reforma de la contratación con un contrato único que contemple una indemnización progresiva en función de la antigüedad. Menguar los cinco millones de parados, que tan buenos réditos electorales le han dado al PP, se han convertido en el principal reto de Rajoy. Más allá de trabajo y economía, el nuevo presidente del Gobierno tendrá en un lugar preferente de su agenda política la liquidación de ETA. Gestionar el fin de esta banda terrorista le llevará a pisar terrenos, como el de la redención de penas, hasta ahora inéditos para el PP.

La reforma de la ley del aborto y la de los matrimonios homosexuales se situarán en su agenda por detrás del Pacto por la Educación al que aspira el PP tras haber rechazado el planteado en la última legislatura el ministro Ángel Gabilondo.

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