ETA planeaba recuperar su macabro protagonismo con una campaña de atentados este verano en Andalucía. Ése es uno de los diez delitos que la Fiscalía de la Audiencia Nacional imputó ayer al cabecilla del desarticulado comando Vizcaya, Arkaitz Goikoetxea Basabe, quien se negó a contestar a esa y a otras preguntas que le formuló el juez de la Audiencia Baltasar Garzón sobre su participación en acciones terroristas concretas pero que sí confesó, en cambio, que recibía órdenes directas del presunto jefe de los comandos de la organización terrorista, Mikel Garikoitz Aspiazu, alias Txeroki.

La imputación del delito de conspiración para atentar en la costa andaluza, por el que el fiscal solicitaba para Goikoetxea prisión incondicional, estaría vinculada al hallazgo en los registros realizados en diferentes inmuebles de los miembros de este comando de planos de la costa andaluza. En el momento de ser capturado, en la madrugada del pasado lunes, Goicoetxea tenía en su posesión mapas de las ciudades de la Costa del Sol, de Huelva y también de Lisboa. Estos indicios se suman a la detención en Fuengirola de uno de los diez terroristas arrestados en la operación, concretamente una mujer, Libe Agirre Mazaga.

Según las informaciones iniciales que se desprendieron de la investigación, la etarra estaría realizando labores de captación. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, descartó desde el primer momento que la banda contara con infraestructura en Andalucía.

El jefe del comando Vizcaya declaró durante algo más de hora y media ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 en situación de incomunicación, asistido de un abogado de oficio y en presencia de la fiscal de la Audiencia Nacional Dolores Delgado, que pidió para él prisión incondicional por un total de diez delitos.

Entre los delitos que se le imputan, aparte del de estragos por la referida campaña de verano que la organización terrorista tenía previsto realizar en Andalucía, están el asesinato del guardia civil Juan Manuel Piñuel, el pasado 14 de mayo, los intentos de secuestrar al concejal del PSE en Eibar, Benjamin Atutxa, con el que la banda pretendía reeditar el secuestro del concejal del PP de Ermua, Miguel Ángel Blanco, y los planes para matar al juez Fernando Grande-Marlaska.

Tras la toma de declaración de Goikoetxea, el magistrado y la fiscal prosiguieron con la declaración del segundo de los diez detenidos, Aitor Kotano, arrestado en la madrugada del pasado martes en Nigrán (Pontevedra). Tras éste serán interrogados el resto de presuntos integrantes del comando desarticulado.

También trascendió ayer que entre los planes del comando desarticulado figuraba atentar a finales de este mes contra una furgoneta de la Ertzaintza en la localidad vizcaína de Guecho. Se trata del atentado "de grandes dimensiones" que ETA pretendía llevar a cabo en el mes de julio, según se desprendió de las primeras investigaciones de la operación contra el comando. El departamento vasco de Interior confirmó este extremo y certificó igualmente que la policía autonómica era "objetivo prioritario de ETA".

El departamento dirigido por Javier Balza aseguró que "la Ertzaintza cuenta con las mejores medidas de autoprotección de las Policías europeas y se va a seguir tratando de poner todas las trabas a los ataques terroristas".

En paralelo a esta investigación, se desarrollaron también los interrogatorios a los que la Policía judicial francesa sometió a los dos etarras detenidos el pasado viernes tras sufrir un accidente de carretera. Los expertos analizaron el coche robado en el que viajaban Asier Eceizar, lugarteniente de Txeroki, y Olga Comes, ligada al comando Vizcaya, en busca de indicios. Ambos se negaron a declarar. "No hablan", dijeron a Efe fuentes de la investigación.