ENTREVISTA | DIANA CARO

Diana Caro: "Cortometraje no tiene que ser menor en calidad"

  • La directora y guionista sevillana presenta su nuevo cortometraje 'En la frontera', un trabajo en el que explora la amistad, la traición, el deber, lo absurdo de matar, o el miedo a morir con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo

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La directora sevillana Diana Caro.

La directora sevillana Diana Caro. / M. G.

La pasada edición de los Goya tuvo como gran reivindicación la de poner en valor el sector de los cortometrajes, muchas veces considerado de segunda división frente a los largos. Una de las grandes referentes de este formato audiovisual es Diana Caro (Sevilla, 1978), que cuenta en su palmarés con numerosos galardones por trabajos como Tauro El retratoAhora explora la amistad, la traición, el deber, lo absurdo de matar, o el miedo a morir en su nuevo proyecto En la frontera, con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo y con protagonistas de la talla de Jonathan D. Mellor (REC, Fracasados) y José Vicente Moirón (CerditaBuñuel en el laberinto de las tortugas).

-Es una maestra de los cortometrajes, ¿qué veremos en su último proyecto En la frontera?

-Es un corto de época ambientado en la Segunda Guerra Mundial, en la frontera entre Suiza y Alemania. Ahí fue donde finalmente lo ubicamos para buscar la realidad de un posible encuentro entre un soldado de La Nueve con otro británico que escapan de un campo de prisioneros alemán. Ahí comienza nuestra aventura.

-¿Cómo se condensa toda la trama, que además como comenta está ambientada en la Segunda Guerra Mundial, en apenas 23 minutos?

-La propia intrahistoria de los personajes y la mochila emocional que llevan hacen que todo fluya de una manera en la que hemos podido condensarlo en ese tiempo. Aunque escapan de una cárcel en busca de un refugio justo al lado de la frontera para escapar a Suiza, ese cobijo se convierte en una prisión. En realidad, la falta de libertad no es sólo física, sino también mental. Nuestro corto es universal y se puede aplicar a cualquier época, porque hablamos del trastorno de estrés postraumático y de la inadaptación. Pero además del sentido de la culpa. Es un guion muy complejo y muy profundo.

"Un soneto puede considerarse un 'género menor' frente a una epopeya, pero ambos tienen su valor y no se pueden comparar”

-¿Cuánto tiempo habéis tardado en realizarlo?

-De guion casi medio año, porque hemos trabajado con asesores históricos para ser más rigurosos. Aparte de la labor de documentación sobre temas bélicos y las consecuencias físicas y mentales de ser un soldado y estar en la guerra. 

-¿Qué parte ha sido la más compleja de realizar?

-El hecho físico de haber rodado en una cabaña perdida en un monte, con frío en pleno abril y sin electricidad. La propia grabación fue muy dura y tengo que agradecer al equipo de técnicos y actores que aguantaron el pasarlo un poco mal por las condiciones del propio lugar. Lo difícil era encontrar en Madrid una cabaña que tuviera las características de una en Alemania para jugar con eso. Al final, el espacio es un personaje más que te introduce en la opresión de los protagonistas.

-También ha trabajado en adaptaciones teatrales como El Cuervo de Edgar Allan Poe.

-Cogí ese poema-relato y lo convertí en un corto, porque el poema íntegro es perfecto para un cortometraje de 13 o 14 minutos. Llevamos al cine el amor por la literatura gótica, por Edgar Allan Poe y por el misterio para que el gran público lo conozca. A veces, es difícil dar al gran público un libro para que lo lea. Es más fácil decirle que lo vea en un cortometraje para que después sienta la curiosidad de ir a la obra literaria.

-¿Cómo ve la frontera entre el cortometraje y el largometraje?

-Soy una gran defensora del mundo corto, necesita menos presupuesto y medios para rodarlo. Aunque siempre apuesto por una factura de cine. El cortometraje no tiene que ser menor en calidad. Algunos cortos están rodados sin mucha entrega, pero hay otros en los que te comprometes técnica y económicamente, con actores y con un guion muy elaborado. En el mundo largometraje necesitas una gran financiación, padrinos y contactos. Ese es el problema. Yo en los cortos tengo el control de la producción y sé cómo va el trabajo. Sin embargo, en los largos, si entra una gran productora puedes perder el control. Es un mundo complicado, porque la realidad es que las subvenciones casi siempre se las dan a los mismos.

-¿Qué cree que hace falta para que ambos formatos compitan en igualdad de condiciones?

-Me encantaría que se equipararan. En la literatura, el soneto tiene 14 versos y puede considerarse un género menor frente a una elegía o una epopeya. Ambos tienen su valor y no se pueden comparar. Tanto uno como otro pueden tener mucha o poca calidad. La equiparación es una lucha difícil, pero el corto frente al largo ofrece un mensaje rápido y directo. Hay historias que funcionan en pequeño formato. Es una batalla, porque el corto siempre se ha considerado un género menor, pero al menos antes algunos cines tenían la obligación de proyectar uno o dos cortos antes de una película. Esto permitía más difusión. 

-¿Cuál será su siguiente paso profesional?

–El siguiente paso después de En la frontera y de otro corto de acción titulado El hombre acecha, que debe su nombre al poemario de Miguel Hernández, es llevar al cine una obra de Lope de Vega, que se llamará La respuesta de Lope de Vega, ¿castigo o venganza? Eso son palabras mayores. En septiembre rodaré un corto como antesala para que veamos su potencia dramática y la magia que puede llegar a tener. Hace mucho que no se lleva Lope a las salas y me parece necesario. Tenemos en la literatura española una riqueza extraordinaria, que nos puede servir no solo para educar, sino para demostrar que lo "cultural" o artístico no tiene por qué estar reñido con el entretenimiento. Lope en cine ya salió de nuestras fronteras con éxito, la idea es retomarlo con más fuerza aún

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