¿Qué sintió con la liberación de Ingrid Betancourt? 

Me alegré muchísimo. El Ejército colombiano ha logrado liberarla junto a otros secuestrados. Es un buen ejemplo de cómo los ejércitos defienden los derechos humanos y procuran la paz.

¿Ya está ejerciendo de arzobispo castrense? 

No. Es que los ejércitos forman parte de la sociedad y defienden sus derechos. 

¿Si el Ejército se dedica sólo a misiones de paz, puede acabar siendo una ONG? 

Los fines y los orígenes son distintos, pero ambos coinciden en la defensa de los derechos del hombre.

¿No hay paz sin libertad? 

Coincide con valores de la fe cristiana. Opus justice pax: la paz es fruto de la justicia. 

Betancourt ha dicho que rezó mucho a la Virgen. Están ustedes en todas partes. 

La fe en Dios y la confianza en la Virgen la deben haber ayudado en ese calvario. 

Y la Iglesia católica ¿es una ONG? 

La Iglesia no es una ONG. La suya no es una opción humanitaria o ideológica, sino por la fe en Dios. Pero su labor social y samaritana es reconocida no sólo por los creyentes, sino por todos los hombres de buena voluntad.

Cáritas sí es una ONG. 

Tiene una estructura jurídica y administrativa similar, pero tiene una mística: la caridad consiste en amar hasta al enemigo. 

¿Qué le emociona especialmente de su nueva labor como arzobispo castrense?

 Llevar paz, consuelo y ayuda a los familiares de las víctimas de la violencia terrorista, queesunzarpazo que cuesta mucho superar. 

¿En la declaración de la Renta los españoles buscan la casilla de la Iglesia? 

La Iglesia contribuye a la sociedad. Se ocupa de los pobres, los hospitales, las cárceles, de la conservación del patrimonio... No es una carga, ni tiene privilegios. 

Hay quien piensa que sí. 

Que me digan en qué. Es como cuando dicen que la Iglesia tiene mucho dinero. Yo no lo conozco. 

Sostiene que la Iglesia debe informar sin sectarismos. Pero Jiménez Losantos no es de esa escuela. 

En la Cope hay magníficos profesionales, que hacen posible el milagro de la libertad. Pero la Cadena tiene un ideario y ningún comunicador está exento de cumplirlo. 

¿Como presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación, usted debe hacerlo cumplir? 

No. Hay unos órganos propios para vigilar que se cumple lo que está mandado. 

También se queja de prejuicios que empañan la imagen de la Iglesia. 

Hay tópicos que pretenden que la Iglesia es la mala de la película. Las demás religiones son buenísimas todas. La gente sencilla no participa de esta caricatura. Hay  quien pretende que el pueblo se ponga detrás de la Iglesia con una vela o con un palo.Pero no queremos privilegios, sino libertad. 

Tienen un problema con la Cope. Hace tres semanas trató el asunto la Conferencia Episcopal. 

Hubo un debate intenso y sincero. Participamos activamente y se acordó un procedimiento. 

En ese debate fueron muy críticos con Jiménez Losantos los cardenales de Toledo y Barcelona, los obispos de Bilbao y Oviedo, y usted. 

Me debo al secreto de las deliberaciones. Este es un tema delicado: hay que quitar lo que no se corresponda con nuestro ideario, sin traumatizar a la empresa. 

¿Presumir de no ser creyente, como hace su comunicador estrella, está dentro del ideario?

La Cope es una emisora católica. El agnosticismo iría contra su ideario. 

¿La crispación está dentro del ideario?

 La crispación no favorece a la sociedad, ni a la convivencia pacífica. No ayuda a nadie. No es cristiana. En la comunicación son siempre importantes las formas. 

¿Habrá cambios en la Cope? 

Si no se cumple el ideario, eso requiere cambios. 

¿Está usted cercano al nuncio monseñor Monteiro? 

Fui el primer obispo que él ordenó. Me consagró obispo en Jerez el 23 de septiembre del 2000. Es una persona de una humildad exquisita. 

¿Qué sintió cuando Jiménez Losantos llamó masón al nuncio? 

Una gran tristeza. Me pareció una gran injusticia y me rebelé. Y también en otros casos, como el del cardenal de Barcelona.

¿La Cope es un dolor de cabeza, como dijo monseñor Amigo? 

Un dolor de cabeza imponente. Todo el episcopado ha sufrido mucho.