Guadalajara-córdoba

Un revolcón a tiempo (3-1)

  • Dos goles en apenas tres minutos destrozan las aspiraciones del Córdoba de alcanzar los puestos de ascenso directo. Paco Jémez repitió el once, pero esta vez no hubo fluidez.

Paco Jémez lo había avisado: ganar con la gorra no está al alcance de su equipo. El Córdoba tuvo un día tonto y lo pagó con una goleada que corta la euforia sin piedad. El Guadalajara, un recién ascendido venido a menos, le pasó por encima con dos tantos en torno a la media hora y otro en el ecuador del segundo tiempo, arrojando hielo sobre las llamas del play off de ascenso. Pepe Díaz, ya al borde de la conclusión, maquilló el descalabro con su primera diana en una temporada larga, muy larga. Todavía no estamos en diciembre y esto se prolongará hasta junio.

En teoría, al Córdoba ya lo conocen; en la práctica, hay que pararlo. No resulta sencillo. O, al menos, no lo ha sido para la mayoría de los rivales con los que se han cruzado los blanquiverdes. Sobre un césped en perfecto estado, cortito y uniforme, Paco salió con el mismo once de las dos victorias consecutivas previas. Enfrente estaba un Guadalajara desinflado (dos puntos sobre 15 posibles) tras un arranque espectacular con la inercia del ascenso desde Segunda B. No obstante, el conjunto de Carlos Terrazas se entregó a su ariete, la punta de lanza de un 4-1-4-1, para crear peligro desde el principio: Aníbal rompió el fuera de juego en un par de ocasiones y en la segunda habilitó a Iván Moreno, que fue obstaculizado por Fuentes cuando se disponía a engatillar. Después, el lateral zurdo comprometió a sus compañeros con un cabezazo hacia nadie.

Jémez exigía a los suyos que tocaran desde atrás a pesar de la presión local, que oscurecía las líneas de pase. Al técnico se lo llevaban los demonios por la falta de aplomo de los suyos; al que más le costaba a la hora de trenzar era David Prieto, mientras que los argumentos ofensivos de Patiño dejaban bastante que desear. Sin embargo, los de rojo se fueron soltando poco a poco: Borja García botó un córner sin consecuencias, Fuentes alcanzó la línea de fondo sin encontrar rematador y Patiño llegó forzado ante Saizar tras un envío picado de Charles.

El partido no tenía dueño. O sea, el CCF no imponía su personalidad. En ésas, un equipo limitadito como el Guadalajara podía sacar petróleo en cualquier momento, aunque los cuatro primeros golpeos de Ernesto a balón parado, roscas con peso y muy cerradas, no fructificaron. Sin embargo, el anfitrión hizo méritos y se benefició de la espesura de su rival para poner tierra de por medio en su visto y no visto: a la media hora cayó el primero, gracias a una jugada combinativa finiquitada por Rodri, y apenas tres minutos después Ernesto le robó la cartera a un despistado Javi Hervás y definió con sutileza ante la salida de Alberto García. La premisa de no rifar la pelota, ni siquiera cerca del área propia, es un arma de doble filo.

Incluso el Deportivo acarició el tercero en un testarazo de Javi Soria a la salida de un córner. Herido, el Córdoba sacó las garras de ahí al descanso. López Silva buscó la escuadra en una transición y lanzó a la barrera un golpe franco ideal para un diestro, al tiempo que Saizar desvió un zapatazo de Hervás desde la frontal. La ocasión más clara para reengancharse al partido fue un centro de López Silva cabeceado por Patiño al anticiparse al guardameta, pero el cuero no acabó en las redes cuando todos en el Pedro Escartín ya imaginaban el 2-1.

Los últimos compases del primer periodo eran el modelo a seguir para rescatar un encuentro que se había puesto muy cuesta arriba. Había propósito de enmienda, porque todos los titulares regresaron de la caseta sin agotar el cuarto de hora reglamentado. Pero las tornas no habían cambiado: Alberto García, ahora cegado por el sol, se vio comprometido por la torpeza de Prieto a ras de suelo, Fuentes centró desde la línea de fondo con ventaja para Saizar y Aníbal, un especialista de las alturas, levitó para rematar un buen envío de Iván Moreno.

El Córdoba se hizo con el control del esférico y empezó a moverlo de un lado para otro, asociándose por dentro y proyectándose por fuera con los laterales. Ni López Silva ni Patiño encontraron puerta tras recibir de Fuentes y Hervás, respectivamente. Saizar repelió con los puños un derechazo del lateral zurdo. A pesar de la desventaja, la hinchada visitante animaba y Terrazas no las tenía todas consigo. Por eso hizo dos cambios en el primer cuarto de hora. Por su parte, Paco movió ficha en ataque: Pepe Díaz por un desafortunado Patiño, que en su última intervención remató a bocajarro tras un barullo en el área.

La variación hombre por hombre venía a confirmar que el Córdoba lo estaba haciendo bien. Sólo faltaba el gol, que no es poco. Además, Aníbal seguía mostrando un repertorio muy interesante en el ataque morado, aunque no como para ser convocado por Del Bosque; así lo pedía el público, que estalló cuando el delantero aprovechó un desliz de Prieto para plantarse solo ante Alberto García y anotar el tercero.

La cuesta ya no estaba empinada, sino empinadísima. Con apenas un cuarto de hora por delante, Jémez agotó sus cartuchos con Quero y Caballero, sustitutos de López Silva y Gaspar. El CCF terminó con tres atrás y López Garai echando una mano. Nunca renunció a sus señas de identidad, por lo que hasta el final sufrió en la salida desde atrás e inquietó al adversario con aperturas a los costados y lanzamientos desde media distancia. Eso sí, la frustración por la derrota llevó a algunos a hacer la guerra por su cuenta para, al menos, salvar el honor con el 3-1. Tuvo que ser Pepe Díaz, y bien que nos alegramos.

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