El Ars de Palma del Río tiene un problema lejos de El Pandero. Era algo previsible e incluso asumido por el club en la complicada temporada de su estreno entre los grandes, pero los números se encargan de recordarlo cada quince días. Cubierto más de un tercio de competición, el conjunto de César Montes no ha sumado ni un solo punto a domicilio, un lastre que complica la ya de por sí difícil misión de lograr la permanencia.

Porque en casa, el Ars se está mostrando como un conjunto solvente, haciendo bueno el propósito de convertir su pabellón en un fortín. Tras las lógicas derrotas iniciales ante los dos grandes (28-32 ante el Atlético y 28-40 contra el Barcelona), el equipo palmeño ha ganado tres de sus últimos cuatro compromisos como local. El histórico estreno ante el Guadalajara (28-26), el triunfo sobre el Pilotes Posada (26-24) y la importante victoria sobre el Cangas (31-27) dieron consistencia al equipo de César Montes, al que sólo se le puede achacar el fallo ante el Valladolid (25-26), colista y rival directo en la pelea por la salvación.

Con 6 puntos de 12 posibles, el Ars ofrece números aceptables en casa. Cada triunfo en El Pandero suponía no sólo un balón de oxígeno para los cordobeses, y también su salida de los puestos de descenso. Pero como si de un movimiento pendular se tratara, cada desplazamiento ha devuelto al Ars a las dos últimas posiciones, recordando lo complicado que va a ser evitar el regreso a la DHP.

Los palmeños han perdido sus seis desplazamientos, aunque salvo ante el Ademar (32-18) siempre han dado la cara. Frente al Anaitasuna (29-25) y La Rioja (33-27) pelearon hasta que las fuerzas dijeron basta en la segunda parte, mientras que en otras ocasiones sólo la mala fortuna, el acierto en los momentos clave o las decisiones arbitrales le impidieron traerse algo positivo. Desde el estreno ante el Aragón (28-27) a las mínimas derrotas en Sagunto (23-22) o el pasado sábado en Aranda (28-26), el Ars se ha mostrado como un conjunto competitivo, pero sin resultados positivos.

Ahí también tiene que ver la economía. En su necesidad de ajustar el presupuesto al máximo, el Ars trata de evitar pernoctaciones y, como en el viaje a Burgos, trata de hacer los desplazamientos en el mismo día del partido. Lo que se ahorra en dinero se gasta en energías, y el cansancio acumulado juega en contra en los minutos finales para un equipo que aún busca su estreno en la carretera.