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Ningún novato como el Girona de Machín

  • El equipo catalán, el 62º y último en debutar en la máxima categoría del fútbol español, mejora a sus predecesores contemporáneos bajo su gran trabajo colectivo

Ningún novato como el Girona de Machín

Ningún novato como el Girona de Machín

El gol de Stuani al Getafe encaramó al Girona a la séptima plaza de la Liga, una posición con toda la pinta de dar visado para Europa allá por mayo. Aún quedan demasiadas batallas por delante y las sanciones y lesiones suelen hacer aún más mella en los equipos modestos e inexpertos, como es el caso de la formación blanquivermell, pero el mero hecho de asomarse, aunque sea provisionalmente, hasta ese estrato tan alto le debe saber a pura gloria.

El caso del Girona recordaba hace unas semanas al de aquella Sociedad Deportiva Compostela de mediados de los 90 que también debutó en Primera con todo el descaro del mundo. Hoy, los catalanes incluso han adelantado a aquel sorprendente club que presidía José María Caneda. En la jornada vigésima de la campaña 1994-95, en que se estrenaron los compostelanos, eran décimos con 22 puntos. El Girona es séptimo con 23.

Otro caso mucho más reciente es el del Eibar. Su bautizo en la máxima categoría fue hace tres años y también irrumpió con fuerza: a estas alturas era noveno con 18 puntos. El admirable equipo armero cuajó una sobresaliente primera vuelta para sus posibilidades (27 puntos), pero se hundió en la segunda y quedó antepenúltimo. Si no descendió fue porque lo evitó el descenso en los despachos del Elche.

Uno que empezó con buen son en su primera temporada entre los mejores, pero que acabó también en el puesto 18º y descendió, fue un club muy asentado entre los mejores, el Villarreal. Ocurrió en la campaña 1998-99. Sumaba 19 puntos, una cifra apreciable para un novel, gracias a cinco victorias, cuatro empates y siete derrotas, pero era decimocuarto.

El Getafe, otro habitual en Primera en la última década larga, era decimosexto en esta jornada con 15 puntos. Luego acabó la temporada decimotercero.

Y el referente más cercano es el Leganés la pasada temporada. Cuatro partidos había ganado, otros tantos empatados y el doble de derrotas acumulaba para sumar 15 puntos y ser decimosextos. Luego, los pepineros bordearon el descenso.

Cuando el Compostela hacía lo que hoy hace el Girona, vivía su primera temporada en la banda derecha del Atlético de Madrid Delfí Geli. El que fuera internacional absoluto ya con el Albacete -el primero en hacerlo- es hoy el presidente del Girona. El máximo responsable de ese pequeño milagro. Suya es esa política de cesiones que cuida el limitado bolsillo pero que tiene el hándicap de una fuga masiva si se confirma a final de temporada un exitoso desempeño colectivo.

El principal surtidor de jugadores a préstamo lo ha encontrado el Girona en la entidad que lo adquirió, el Manchester City, donde trabaja y manda Txiki Beguiristain, viejo conocido de Geli de su etapa inicial en el Barcelona. Maffeo, Aleix García, Douglas Luiz, Marlos Moreno, Kayode... Hasta cinco jugadores provienen del club inglés.

El Rayo Vallecano le ha cedido a Mojica, el Guizhou Hengfeng chino al delantero keniano Olunga y el Stoke a Marc Muniesa.

También hubo fichajes en verano y el que más rendimiento está dando por ahora es Stuani, que ha encajado a la perfección en ese sólido mecano que ha montado poco a poco Pablo Machín desde que llegó al banquillo catalán en marzo de 2014. En sus 14 partidos ha hecho ya 9 goles. Es complementario a Portu, el jugador que suele acompañarlo desde atrás.

Con todo, la clave de este Girona radica en su colectivo. En la fortaleza y el orden de ese 3-4-2-1 que ordena Machín y tan bien ejecutan sus discípulos. Ningún novato como este Girona.

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