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Ni gigante ni molino (2-0)

  • Tras perdonar en una primera media hora que controló bien, el CCF cede víctima de dos errores defensivos. Los blanquiverdes siguen líderes, pero pierden la opción de dispararse en la tabla.

Hasta ahora, el Córdoba ha vivido sujeto a su pegada y su seguridad defensiva. Pocas veces en lo que va de Liga había perdido las dos de golpe, que es lo que ocurrió a su paso por Albacete, en un partido que pudo romper en un primer tiempo que fue suyo durante media hora y en el que gozó de hasta cuatro oportunidades clarísimas, y que tiró por el desagüe en apenas 20 minutos de desorden tras el descanso. Luego, los blanquiverdes ni siquiera tuvieron arrestos para levantarse ante un rival que pudo conseguir una ventaja mayor, una vez que vivía a favor de viento, después de que durante la mayor parte de la contienda no pudiera mostrar todo su fútbol.

En la primera defensa del liderato, el Córdoba salió enchufadísimo. Aliviado por los pinchazos de sus perseguidores y consciente de que estaba ante una ocasión de oro para dispararse en la tabla, el conjunto de José Luis Oltra mostró esa cara valiente y descarada en cuanto al juego ofensivo se refiere. En apenas cinco minutos ya había gozado de hasta tres remates francos para adelantarse en el marcador; en el primero fue Gonzalo el que estuvo más vivo que Florin para sacar la pelota a córner, siendo luego Juan Carlos el héroe al adivinar la intención del rumano en un mano a mano y la colocación del cabezazo de Héctor Rodas.

El Albacete no encontraba su sitio ante un rival bien plantado en su parcela que minimizaba los espacios para que su oponente pudiera combinar. A los manchegos sólo les quedó entonces buscar las continuas internadas de Antoñito y la velocidad de César Díaz, volcándose claramente hacia el costado defendido por Domingo Cisma y Fidel. Por ahí trató de inquietar siempre el cuadro local, que presionaba muy arriba, algo que por otra parte no preocupa demasiado a este Córdoba que está cómodo con seis hombres detrás de la pelota y dejando hacer arriba a los otros cuatro... o a menos. Pues en el 7' fue una caída al costado de Pineda la que propició un zurdazo de Fidel que abortó con un paradón abajo Juan Carlos.

El partido estaba más o menos donde todos los protagonistas lo habían previsto. Y ninguno parecía excesivamente nervioso con la situación, en todo caso un equipo blanquillo que no conseguía llegar con peligro real a las inmediaciones del área de Razak. Sin embargo, el control del choque que los blanquiverdes acostumbran a hacer sin tener la posesión fue poco a poco diluyéndose. Es el riesgo que toma un equipo que se tira con prontitud a su propia parcela para vivir del error del contrario, sobre todo cuando como al revés que en otras ocasiones no acierta a la primera de cambio y el porcentaje de efectividad queda reducido a cero.

Con Cisma sufriendo de lo lindo, un pase al espacio casi provoca el primer roto de verdad. Razak cortó el disparó del veloz César Díaz con las manos fuera del área. Roja de libro que Pérez Pallas dejó en amarilla. A partir de ahí, la tranquilidad cordobesista ya no fue tanta. Porque el encuentro se equilibró del todo, jugándose en el centro del campo, sin claras llegadas. Hasta que en los minutos previos al intermedio, el Albacete acumuló hasta tres o cuatro envíos desde los costados, pidió dos penaltis y encendió a su público, al que casi se le atraganta el sorbo de agua que ya buscaba cuando Markovic mandó al limbo una buena contra.

El segundo acto arrancó de manera parecida, pero Pineda se durmió ante Antoñito sin siquiera tener la oportunidad de armar la pierna para disparar. Fue su última aparición antes de dejar un sitio a Xisco, al que su reciente paternidad dejó en el banco de salida. Ya para entonces el Albacete mandaba en el partido y en el marcador tras aprovechar un primer desajuste defensivo que permitió rematar a los dos delanteros locales. Al final fue Jona el que vio puerta tras el despeje blando de Razak.

Quedaba la duda de cómo sentaría el tanto al Córdoba, que en los dos últimos partidos había sido el primero en golpear. De primeras pareció que había encajado bien el golpe, pero para evitar sorpresas apareció Juan Carlos disfrazado de salvador; primero detuvo un derechazo abajo de Pedro Ríos y acto seguido un tiro a la carrera de Florin que se envenenó buscando portería. Ahí quedó la reacción visitante, a pesar de que Oltra siguió moviendo el banquillo para buscar más frescura con Nando.

El Albacete pasó a estar mucho más cómodo. Jona tuvo el doblete, pero se confió al verse ante Razak, que le ganó la batalla esta vez en el mano a mano tirando de reflejos para luego ver como el tiro de Antoñito acariciaba la cruceta. Rubén Cruz, pichichi manchego, también lo intentó al empalar un saque de banda larguísimo de Paredes. El Córdoba estaba noqueado, aunque el 1-0 le mantenía con ligeras opciones. Eso se acabó cuando entre Deivid y Razak pusieron celofán al regalo definitivo en forma de segundo gol. Con 20 minutos por delante, tocó sufrir. Porque desde ese momento no hubo capacidad de reacción alguna y sí un puñado de llegadas locales que pudieron hacer más grande la herida para un líder que sigue siendo líder, pero que dejó escapar entre gigantes y molinos la oportunidad de dar un importante golpe encima de la mesa.

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