La afición del Córdoba dio ayer una nueva lección de valentía. Dos autobuses salieron de madrugada hacia Tarragona desde la capital cordobesa para unirse en las gradas del Nou Estadi a los miembros de Sangre Blanquiverde, la peña del CCF en tierras catalanas que no deja pasar la ocasión de animar a su equipo siempre que hace acto de presencia por Cataluña y alrededores. Claro que viajar con este equipo es mucho más fácil, pues las posibilidades de acabar la travesía con una sonrisa están creciendo como la espuma. Como ya pasara en Alcorcón, la afición blanquiverde demostró que el número a veces no es tan importante como el ánimo con el que se vaya al partido, y fue capaz de eclipsar a los tranquilos seguidores del Nàstic. La victoria del equipo de Sandoval fue el broche de oro a una jornada inolvidable. Los jugadores supieron premiar a los valientes que les acompañaron y al final del encuentro regalaron sus camisetas a unos cordobesistas enfervorecidos.