Iñaki Badiola no se sentará en el palco de El Arcángel el próximo 4 de enero toda vez que dejó de ser presidente de la Real Sociedad al prosperar la remoción de su consejo de administración. El hecho se produjo en una junta de accionistas muy crispada, que proclamó como sucesor al empresario Jokin Aperribay y terminó con la intervención de la policía vasca.

El acto, que tuvo lugar en el velódromo de Anoeta de la capital donostiarra, reunió a 1.720 personas. En la votación, como estaba previsto, fueron determinantes los sufragios delegados para obtener la remoción de Badiola. El 58 % votó en contra y el 36 % a favor.

El nuevo presidente de la Real tuvo que ser escoltado por los servicios de seguridad privada ante las decenas de aficionados que han solicitado su dimisión antes incluso de tomar posesión. La policía vasca, al final, tuvo que intervenir para evitar males mayores.

Badiola dirigió en su discurso críticas hacia algún medio de prensa, la Diputación Foral, los jugadores por no renunciar a parte de los sueldos que tenían cuando cobraban nóminas de Primera División, a Lorenzo Sanz y al gerente de la entidad que no denunció, en su opinión, las irregularidades en las cuentas detectadas en los últimos meses.

El empresario donostiarra, antes de la destitución, afirmó que no sería "sometido" por el poder político y que no se prestaría a "sus caprichos y trapicheos". Denunció que el problema del club que preside es el "oscurantismo" y una "oligarquía" que "tembló" cuando alcanzó el poder el 3 de enero pasado.

Jokin Aperribay, en nombre de la plataforma Errealaren lagunak, que aglutina a buena parte de los opositores a Badiola, apostó por una gestión "seria y eficiente de los recursos que tiene el club", sin poder explicar su proyecto ante los silbidos y abucheos.

No se aprobaron en la asamblea de socios ninguno de los puntos del orden del día, entre los que destacaban la posibilidad de solicitar a los cuatro ex presidentes anteriores, entre ellos el dirigente de la Liga de Fútbol Profesional, Jose Luis Astiazarán, responsabilidades civiles por la gestión que ha devenido en la insolvencia actual.