Balonmano l División de Honor B

El año que no fuimos protagonistas

  • Los equipos cordobeses cierran un curso gris, en el que terminaron sin metas por las que pelear · El Prasa se quedó pronto sin opciones de ascenso, mientras que el Ars volvió a luchar por la permanencia

Sin pena ni gloria, sin protagonismo, sin un objetivo al que agarrarse, sin una meta por la que luchar. Ése es el balance de los dos equipos cordobeses de la División de Honor B, para los que la mejor noticia de la temporada llegó el pasado fin de semana: por fin se ha acabado.

No deben estar contentos en el Prasa Pozoblanco y en el Ars de Palma del Río cuando a la hora de repartir las notas no pasan del aprobado raspado. Han sido estudiantes del montón, con algún día brillante en medio de la mediocridad, demasiado lejos de los mejores de la clase y siempre lejos de sus objetivos. Para el Prasa, el eterno aspirante al ascenso, la meta se desvaneció cuando la competición apenas había cumplido un par de meses, mientras que los palmeños acabaron echando cuentas para amarrar la salvación cuando todos esperaban dar un paso más en su segunda temporada en la categoría.

Especialmente frustrante ha sido la campaña del Prasa, marcada irremediablemente por un gris arranque que acabó con todas las opciones del conjunto de Paco Castillo. Mientras los candidatos tomaban posiciones, en Pozoblanco se lamían las heridas tras una serie de mínimas derrotas que hacían que el proyecto se tambaleara por los cimientos. El triunfo en el derbi de la primera vuelta sirvió como mínimo punto de inflexión para los vallesanos, pero era demasiado tarde.

Porque el Prasa empezó a escalar puestos, pero Alcobendas y Cuenca tenían el ascenso decidido en el primer tercio de la temporada. La distancia con el resto era sideral, y en Pozoblanco costaba encontrar motivos para seguir peleando. El bando prasista se amoldó a la quinta plaza y se marcó el objetivo de la tercera como estímulo para el orgullo. Llegó a estar a sólo un punto en el tramo final, pero cinco puntos en las últimas siete jornadas echaron por tierra las cuentas. Desencantado, fuera de una fiesta para la que solía estar invitado, el Prasa se dejó ir con la mente ya puesta en la próxima temporada, planificando renovaciones y mirando de reojo a un mercado que debe devolver la ilusión a una afición acostumbrada a más. Así lo demostró con sus reproches en la última derrota al Almoradí, en un claro mensaje de que Pozoblanco no es plaza de segunda categoría.

Tampoco ha crecido lo que se esperaba el Ars, que sigue cumpliendo con los servicios mínimos. Tras una permanencia holgada en la temporada de su estreno en la categoría, los palmeños esperaban dar un paso al frente, una esperanza que se alimentó con un espectacular (e irreal) arranque de competición. Las semanas pusieron a cada uno en su sitio y el Ars se amoldó a su papel en la zona media-baja de la tabla, con un colchón de seguridad sobre la zona de peligro, pero lejos de objetivos mayores.

En su segundo curso en la categoría, los palmeños se han asentado en la DHB, aunque durante muchas jornadas estuvieron demasiado pendientes de la distancia con la zona de promoción. Tampoco contribuyó a la estabilidad el amago de dimisión de la directiva, un brindis al sol en busca de mayores apoyos con los que seguir alimentando la ilusión de una afición que pronto empezará a pedir algo más que la permanencia.

Así discurrió un año sin trascendencia, una temporada para el olvido, un curso para la reflexión. La mejor noticia es que, por fin, se acabaron nueve meses en los que los equipos cordobeses no fueron protagonistas.

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