El Sevilla abrirá hoy su semifinal de la Copa del Rey recibiendo en su fortín del Sánchez-Pizjuán a un Celta de Vigo hipermotivado tras eliminar al Atlético de Madrid en cuartos.

El conjunto sevillista no pierde en casa un partido desde el 3 de noviembre. Además, contó por triunfos sus seis partidos precedentes en la Copa, en los que no recibió ningún gol, y en la Liga lleva diez victorias seguidas como local.

Pero el Celta no es un equipo cualquiera y precisamente fue el conjunto de Eduardo Berizzo el último en ganar en el estadio Sánchez-Pizjuán con su triunfo por 1-2 el 20 de septiembre.

Además, el conjunto vigués se fijó esta temporada como uno de sus retos hacer algo importante en la Copa. Así lo confirmó en la anterior eliminatoria, en la que superó al Atlético con un triunfo por 2-3 en el Vicente Calderón después de ofrecer una magnífica imagen.

"Me mueve la ilusión de llevar al equipo a una nueva final. Conozco muy bien la importancia que este trofeo tiene para la ciudad, y mi responsabilidad es transmitir e ilusionar a nuestro equipo con el valor real de lo que significa jugar mañana una semifinal de Copa terminándola en Vigo", comentó ayer Berizzo en rueda de prensa.

El Sevilla sabe que debe hacer de su campo un fortín para sacar un buen resultado que le permita viajar a Vigo con garantías. Para la cita no podrá contar con el volante polaco Krychowiak, por lesión, aunque recuperó al argentino Banega tras superar una dolencia en un gemelo. Por su parte, Berizzo no podrá contar una semana más con el delantero español Nolito, todavía lesionado, aunque tiene de vuelta al guardameta Rubén Blanco, habitual en los partidos coperos.

La mayor amenaza del Celta volverá a estar en una delantera formada por el chileno Orellana, el sueco Guidetti y un Iago Aspas muy motivado ante el equipo en el que jugó la pasada temporada, sin demasiado éxito.