El reloj corre y Cristiano Ronaldo explota de impotencia. Amarilla, pitido final y adiós al Mundial. Culpable es la defensa uruguaya, la más férrea del torneo, que supo anular 90 minutos al delantero más en forma del planeta. ¿Se repetirá ahora la escena con los poderosos atacantes franceses?

La respuesta puede ser la clave que defina los cuartos de final que mañana enfrentan a Uruguay y Francia en Nizhni Nóvgorod: un duelo entre el infranqueable muro charrúa formado en la zaga por Diego Godín y compañía frente a la velocidad de Kylian Mbappé y la precisión de Antoine Griezmann en la delantera gala.

Uruguay ha encajado sólo un gol en cuatro partidos y es el equipo más limpio del torneo

"A Francia se la ve muy bien. Lo ha demostrado a lo largo del Mundial. Su juego y su velocidad son increíbles", elogió el uruguayo Rodrigo Bentancur en la vuelta de los entrenamientos tras eliminar a Portugal en octavos de final el sábado.

"Pero vamos a tratar de hacer lo que hicimos hasta ahora", añadió el centrocampista de la Juventus, de 21 años. "Tratar de estar compactos, hacer el juego nuestro. Más que nada defender todos juntos, como venimos haciendo".

Es una buena definición de cómo funciona la red defensiva que el sábado atrapó a Cristiano Ronaldo y que explica que Uruguay lleve cuatro partidos con cuatro victorias y un solo gol recibido en más de 360 minutos: el equipo entero de Óscar Tabárez es una defensa colectiva, todos cortan, cada línea resguarda a la otra.

Es cierto que en la marca a Cristiano Ronaldo destacó el sábado un hombre: Lucas Torreira. El pequeño centrocampista de la Sampdoria, unas de las revelaciones del Mundial a sus 22 años, frustró una y otra vez al astro del Real Madrid y, con 20 kilos y 20 centrímetros menos, le robó varias veces el balón con el cuerpo.

Pero la impotencia del portugués no surgió solo de Torreira. Junto a él trabajaron escalonados Martín Cáceres, Diego Laxalt, Nahitan Nández o Matías Vecino apoyados en Godín y Giménez. Cristiano disparó al arco el doble que ante España, pero esta vez cuatro de sus seis remates chocaron contra uno de esos hombres. Solo uno llegó al arco.

Francia se presenta ahora como un rival diferente, con más juego que Portugal, un atacante experimentado y afinado como Griezmann y una estrella en explosión como Mbappé.

Con el desparpajo y la energía de sus 19 años, el delantero del Paris-Saint Germain se cansó de penetrar la defensa argentina en octavos de final dejando atrás como postes a Javier Mascherano (34 años), Nicolás Otamendi (30), Gabriel Mercado (31) o Marcos Rojo (28).

Uruguay, sin embargo, no es Argentina, ni táctica ni físicamente. Y menos en defensa. El promedio de edad del once titular charrúa es cuatro años inferior que el albiceleste de mitad de cancha hacia atrás. Las estadísticas muestran que corre más, tiene más velocidad, frena más llegadas al arco.

Sobre todo esa defensa conjunta puede atentar contra el mayor recurso de Mbappé: la velocidad. "Tenemos que darle el menor espacio posible para que no tenga lugar en el que aprovechar su velocidad", analizó el lateral Laxalt. "Si defendemos en bloque como hasta ahora, va a ser complicado para ellos".

El nivel de perfección que alcanzó la marca escalonada uruguaya en Rusia 2018 se refleja en otro dato curioso: pese a ser conocido por su garra y su espíritu de lucha en cada pelota, Uruguay es también el equipo más limpio del torneo con apenas una amarilla en cuatro partidos.

"Se debe al hecho de estar siempre juntos y sin necesidad de hacer faltas para cortar el juego", explicó Laxalt, de 25 años y jugador del Genoa. "Intentamos que los rivales puedan jugar poco, es una de las cosas que les genera más incomodidad".

Francia sabe a lo que se enfrenta. "Son un equipo con mucho carácter y que no comete muchos errores", avisó el asistente técnico del entrenador Didier Deschamps, Guy Stephan.

Si Griezmann salió de octavos "encantado" con los "muchísimos espacios" que dejó Argentina atrás, todo indica que tanto él como Mbappé verán algo muy diferente mañana. Será una de las batallas que definirán cuál de los dos se convierte en uno de los cuatro semifinalistas del Mundial.