Las palmas-córdoba cf

Somos de Primera (1-1)

  • El CCF regresa a la máxima categoría 42 años gracias a un gol de Uli Dávila en el último segundo que abortó la fiesta que ya se vivía en el Gran Canaria. Apoño hizo antes el 1-0.

Somos de Primera División. Sí, de Primera División. Créanselo porque no es ningún sueño. Lloren todo lo que deseen porque esto es algo muy grande, histórico, para la eternidad, algo que podrán contar a sus hijos con todo lujo de detalles. Algo que nada tiene que ver con aquel primer salto a la élite de Huelva ni el último retorno a Segunda de Huesca; este es el ascenso, con mayúsculas. Miren al cielo y compartan estos momentos con todos los que ya se fueron, con aquellos que se marcharon con la espina clavada de no poder ver a su equipo en la élite. Eso ya no le pasará a la generación actual. Porque el conjunto de Albert Ferrer puso ayer en Gran Canaria punto y final a 42 años sin tocar la gloria. Lo hizo como tenía que hacerlo, como le corresponde a un club acostumbrado a vivir siempre en el alambre, a la misma distancia del éxito que del fracaso. Cuando la afición canaria ya celebraba su retorno entre los grandes, cuando ya había decidido invadir el campo para estar lo más cerca posible de los suyos porque veían como definitivo el 1-0 de Apoño y tras el parón obligado por su presencia en el verde, un tanto de Uli Dávila resultó definitivo. No hubo tiempo ni para sacar de centro. Sólo hubo lugar para la celebración, para las carreras tanto dentro como fuera del campo, en cualquier lugar del mundo en el que los colores blanquiverdes son pasión. Todo es poco. Porque este Córdoba ya se ha ganado un lugar en el Olimpo. Y de ahí no lo va a mover nadie.

A pesar del guión escrito y ese final de infarto, lo cierto es que el CCF siempre se vio con opciones en el partido, aunque la iniciativa desde el primer momento correspondió a Las Palmas, que encontró un filón por su costado derecho. Por ahí, tanto con Nauzet Alemán como con Ángel, y con las caídas hacia allí de Valerón y Aranda, apretó de lo lindo a Pinillos, Raúl Bravo y Nieto. A los blanquiverdes les duraba el balón en los pies un suspiro, fundamentalmente por las imprecisiones constantes de los cuatro de arriba, y el acoso amarillo fue creciendo por momentos, aunque a decir verdad, sin llegadas claras.

Ante el planteamiento pausado visitante, la Unión Deportiva apretó por momentos con una línea bien avanzada de presión que le permitía recuperar con facilidad el esférico. Fue entonces cuando Momo se echó a su equipo a las espaldas y empezó a ganar protagonismo. Cada vez que cogía el balón encaraba, aunque casi siempre eligiendo mal. Lo mismo que le pasó a López Silva en la primera llegada del Córdoba; disparó flojo desde la frontal cuando Uli la pedía por dentro.

Esa ocasión dio un poquito de aire al CCF, que gozó de la primera oportunidad clara de verdad con un libre directo de Abel Gómez que Barbosa, rapidísimo de reflejos, sacó abajo en el palo corto. La respuesta la dio Momo tras un mal despeje de Gunino; se plantó ante Juan Carlos, que le esperó en el primer palo para repeler de puños su zurdazo. El partido se animó en esa fase antes del intermedio y Pedro se quedó sin ángulo ante Barbosa tras un buen pase interior de López Silva. Aunque para clara de verdad la de Nauzet ya al filo del 45' y tras un fallo de Iago Bouzón; su disparo cruzado lo repelió el poste de un batido Juan Carlos. Ocasiones claras en un primer acto en el que se impuso el miedo a encajar a las ganas de marcar tanto en uno como en otro conjunto.

Un guión que el CCF estaba obligado a cambiar en el segundo periodo para garantizar sus opciones de éxito, que pasaban por marcar. La primera decisión de Ferrer fue dar entrada a Arturo por Nieto para dibujar un ataque más clásico, tirando ya a López Silva a la izquierda. Sin embargo, la idea de Ferrer sufrió un contratiempo a las primeras de cambio con el gol de Apoño tras un error infantil de Raúl Bravo, que se hizo un lío en la salida del balón. El partido cambiaba sustancialmente al cerrar las opciones de prórroga, aunque al Córdoba le seguía bastando con hacer un gol.

Por eso, el conjunto blanquiverde siguió tranqilo, confiando en que alguna iba a tener. Las Palmas empezó a jugar con el crono a pesar de que quedaba un mundo, con el arma ofensiva de la rapidez por los costados y la movilidad de un Aranda crecido que hacía mucho daño a Raúl Bravo. El CCF necesitaba de las apariciones entre líneas de López Silva y Uli Dávila. Y sobre todo minimizar los despistes atrás, porque uno más entre los centrales casi sentencia el duelo; Nauzet fue generoso y vio la entrada de Momo, que salvó a Juan Carlos, pero no pudo con la estirada a la desesperada de Raúl Bravo.

Las Palmas estaba lista para matar el partido. Porque sin que siquiera el Córdoba hubiera dado un paso adelante, Juan Carlos volvió a resultar salvador ante otra colada de Aranda en una nueva pifia defensiva. El partido acabó de definirse en el último cuarto de hora. El CCF empezó a mirar más a la portería de Barbosa, a exponer, porque era lo que le tocaba. Tras la entrada de Xisco, que dejó la banda derecha toda para Gunino, Ferrer apostó a ganador con un recuperado Pelayo por Garai. Era el todo o nada. Pero faltaba puntería arriba. Uli apareció dos veces casi seguidas para acabar eligiendo mal, y Xisco empezó a intimidar. Algo de lo que se percató el Gran Canaria para despertar y echar el último cable a los suyos.

Los últimos minutos se hicieron eternos para unos y para otros. Las Palmas no había sentenciado en las que había tenido -una de Vicente Gómez al interceptar un despeje de Juan Carlos y acto seguido otra de Apoño, que robó la cartera a Pinillos- y el CCF ya se volcó con todo. Era ahora o nunca. Un gol le separaba de la Primera División. Un tanto que llegó en el último segundo y tras una celebración interruptus de la afición local para hacer felices a todos los seguidores cordobesistas. ¡¡¡Porque somos de Primera!!!

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