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Drama final en Jaén, Madrid y Miranda

  • Al margen de la lucha por entrar en el 'play off', la última jornada deparó tres dolorosos descensos El más duro fue el de los jienenses, que tuvieron la permanencia en su mano

La misma igualdad que reinó en la lucha por el play off se vivió en la jornada final de la Segunda División para eludir el descenso. El fantasma de la Segunda B amenazaba hasta a siete equipos y, prácticamente todos, estuvieron en algún momento en puesto provisional de caer al infierno.

Especialmente duro fue el choque de Jaén, entre los andaluces y el Alavés. Con ambos equipos metidos en la zona roja, el empate descendía a las dos escuadras, por lo que el triunfo era la única vía de permanencia. Con esas premisas el duelo apuntaba a una montaña rusa de emociones y así fue, con final feliz para los vitorianos, que pudieron celebrar la permanencia en el minuto 94. El héroe fue Guzmán, aquel extremo derecho que tan buen sabor de boca dejó en su paso por el Córdoba y que el pasado domingo conectó un certero cabezazo que condenó al Jaén.

Pese al fatal desenlace, la temporada de los de Manolo Herrero ha resultado meritoria. Con una de las plantillas más limitadas y de menor coste, el conjunto jienense estuvo durante muchas jornadas por encima de la zona de descenso y tan sólo un mal final de campaña (dos victorias en los últimos diez partidos) les condenó al descenso.

Quizás el descenso más significativo es el del Mirandés, que parecía fuera de peligro y terminó cayendo en la última jornada tras perder en Lugo. El conjunto de Miranda de Ebro, que llegó a ser incluso líder en las primeras semanas de competición, destituyó a Gonzalo Arconada ya en diciembre y sin haber entrado en puestos de descenso. Una decisión que el tiempo ha denotado como excesiva y precipitada. Las prisas, una vez más se ha demostrado, son malas consejeras y la llega de Carlos Terrazas no solucionó nada, propiciando el triste final. El Mirándes de Pablo Infante, uno de los iconos de la categoría en los últimos años, regresa al pozo, dejando en la memoria su mágica temporada en la Copa del Rey y el ambiente especial que se respira en las gradas de Anduva.

Tampoco se pudo salvar el Real Madrid Castilla, enfangado desde la primera vuelta. Ni el cordobés José Alberto Toril ni José Manuel Díaz fuerono capaces de sacar más jugo a una plantilla talentosa pero carente de experiencia y liderazgo. La transición entre la hornada de los Morata, Jesé, Cheryshev, Juanfran, Nacho Fernández y compañía ha sido demasiado radical y ha propiciado la vuelta a la Segunda B del filial blanco. Más allá de la mala temporada, el descenso supone un problema y un quebradero de cabeza para el club, y para unos chavales que ya de por sí tenían complicado el salto al primer equipo. Ahora esa transición será mucho más compleja, con dos categorías como escalón.

La igualdad extrema ha sido la nota dominante en la categoría, lo que ha propiciado que muchos equipos vivan en un constante estado de nervios. Hasta 12 conjuntos cambiaron de entrenador durante la temporada. Algunos incluso tuvieron tres preparadores, como el Mallorca, el Alavés o el Girona. En algunos casos, como en el CCF, el Sporting o el Alcorcón, el relevo terminó por traer los objetivos marcados, pero en la mayoría de equipos apenas varió el rumbo. Ahí están los casos llamativos del Mallorca y el Zaragoza, que han terminado pasando apuros para salvarse cuando en principio debían competir por ascender de manera directa.

La crisis económica iguala presupuestos y plantillas, por lo que la tendencia en los próximos cursos dentro de la categoría apunta a un crecimiento de esa igualdad. Bien harían las directivas de los clubes en tomar nota y armarse de paciencia a la hora de apostar por un proyecto.

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