Aíto García Reneses fue objeto de un tributo brindado por el baloncesto español con motivo de su 50º aniversario en la profesión y resumió su ideario en que "sí importa ganar o perder, pero hay que saberlo llevar".

"Todo empezó en el Ramiro de Maeztu" comenzó a rememorar Aíto sobre sus inicios en el Estudiantes de los años sesenta, antes de pasar al Barcelona y cerrar una época de diez años como jugador. En 1973 inició su carrera como entrenador en el Cotonificio de Badalona, donde se sentía "tan identificado" que estuvo a punto de dejarlo cuando desapareció el club. Pero fichó por el Joventut: "Me temí que pudiera pasar lo que había pasado en el Cotonificio. Afortunadamente me equivoqué", recordó.

Sin embargo, es el Barcelona el club al que se le asocia, ya que durante un cuarto de siglo (1986-2001) fue entrenador en tres etapas, una "larga trayectoria" que dijo recordar con cariño. Tras una segunda etapa en el Joventut, se hizo cargo brevemente de la selección española y conquistó la plata en los Juegos de Pekín 2008.

"Había cinco jugadores que habían empezado conmigo", algo que favoreció cumplir el objetivo, apuntó sobre aquella medalla, antes de tener palabras de agradecimiento para Unicaja, Baloncesto Sevilla y Gran Canaria, las otras paradas de sus 38 años de técnico.

Sin perder la compostura, el madrileño quiso terminar con un recuerdo a sus padres. "Algunas veces parece que no importe mucho ganar o perder, y sí que importa, pero hay que saberlo llevar. Mi padre decía que fueses lo que fueses hay que intentar ser el mejor. Da igual ser el mejor o no, pero fue el mensaje que recibí y he tratado de hacerlo en el baloncesto", dijo.