La resquebrajadura | Crítica

La grieta de Leonard Cohen

  • Jordi Soler nos sugiere con 'La resquebrajadura' que en toda fisura hay siempre una enseñanza

Jordi Soler (Veracruz, México, 1963).

Jordi Soler (Veracruz, México, 1963). / D. S.

La resquebrajadura viene a ser una suerte de continuum de la anterior La orilla celeste del agua del mexicano, de origen español, Jordi Soler, y publicado también por Siruela, en su gloriosa colección de opúsculos ensayísticos. El título está tomado de un verso de la canción Anthem, de Leonard Cohen: “There is a crack in everything, that’s light gets in”. Una idea, entre el budismo y la mística del desierto, que sugiere que hay una grieta en todo, por la que sale la oscuridad para que entre la luz. Más que grieta, Jordi Soler usa el término rajadura o, más sonoro aún, el de resquebrajadura. Que todo tenga una fisura (las cosas, las personas) sugiere que la imperfección es otra forma de la sabiduría interior. Sin una partícula de luz, la oscuridad sería una masa informe e invisible. Igual que un cuerpo perfecto pasaría desapercibido sin su resquebrajadura, que es lo que lo hace realmente apreciable.

El autor siguió por Montreal el rastro de su admirado Cohen (incluso se calzó las extrañas babuchas que solía llevar el larguirucho bardo, aunque vistiera con traje y chaqueta). La resquebrajadura de Cohen, herido mujeriego, es la que le permite hablar al autor de las cosas esenciales, si bien la vida actual y su canon de urgencia lo malogra casi todo (la tecnología, el basural de las redes, la hiperconexión, la información adiposa a todas horas). En la idea de Heráclito de que “concordia y discordia son padre y madre de todo” y de que, en el fondo, “la armonía invisible es más que la armonía manifiesta”, en La resquebrajadura se invita a mirar el entorno y a mirarnos a nosotros mismos sin ataduras. Volver a la mirada límpida que tienen los animales, sin ese “mirar del revés” que tenemos las personas cuando todo lo pasamos por el filtro de los recuerdos o los problemas. Volver, en fin, al amor como vaciamiento (Ann Carson, Cesare Pavese), a sabiendas de que el amor que uno ha tenido es equivalente al amor que uno ha dado (como se dice en The End de los Beatles). Volver a la inteligencia, sin sobreinformación ni exceso de datos (lo que los griegos llamaban el mal de la polymathíe). Volver al silencio, librándonos de la joroba que arrastramos, como decía Jünger, por las cuitas que nos fastidian y nos hacen fastidiosos. Por la fisura ha de salir lo oscuro para que entre la hermana luz.

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