El Ejido - Córdoba CF | La Crónica

  • El Córdoba cumple con lo justo y llegará a la fecha final con vida, pero sin depender de sí mismo

  • Del Moral, con un penalti, resuelve otro mal partido que no tuvo respaldo en otros marcadores

A la espera de un milagro (0-1)

Alberto del Moral besa el escudo del Córdoba CF tras su gol a El Ejido. Alberto del Moral besa el escudo del Córdoba CF tras su gol a El Ejido.

Alberto del Moral besa el escudo del Córdoba CF tras su gol a El Ejido. / Javier Alonso

Escrito por

· Cisco López

Redactor

Un milagro. Solo un milagro puede salvar la temporada del Córdoba CF, que al menos llegará a la fecha final de la primera fase del campeonato de Segunda División B con opciones de acabar entre los tres primeros, lo que garantiza plaza en la Primera RFEF por la vía directa y mantiene abiertas las puertas del ascenso. Eso sí, más allá de la cosecha propia, todo queda a expensas de lo que haga el Sevilla Atlético, empatado a 27 puntos -también el Betis Deportivo, rival el domingo- y cuyo resultado deberá mejorar, sin que el empate sea ya válido, para atar el objetivo. Con todo, la séptima plaza ya está fuera de distancia, que no es poco tal y como se estaba poniendo la cosa.

Porque solo el UCAM Murcia y el Linares, destacados en la cima, fallaron en una jornada en la que tampoco lo hizo el CCF, que al menos cumplió con su cometido. Y lo hizo no sin sufrimiento, pues ahora mismo este equipo da para lo que da, y no es mucho. Otra actuación excesivamente gris, mala, marcada por el miedo y los nervios ante un rival como El Ejido tremendamente limitado, inferior, la resolvió un solitario tanto de Alberto del Moral desde el punto de penalti tras una infracción cometida sobre Nahuel Arroyo. Solo eso, y la primera portería a cero tras siete partidos pueden salvarse; el resto, da para un análisis más profundo, pero ya habrá tiempo para hacerlo desde fuera, pues en El Arcángel los folios ya se van consumiendo, seguro.

Con el miedo sobrevolando en el ambiente, pues los dos equipos se jugaban la vida, la puesta en escena del CCF no fue mala. Con tres cambios en la alineación, que mantenía un 4-2-3-1, pero con un enganche más puro en la figura del recuperado Javi Flores para intentar ganar la batalla en la medular, el conjunto de Pablo Alfaro acumuló hasta cuatro llegadas en el arranque, todas a balón parado: una falta lateral, un córner y dos bandas largas, todas sin opciones de remate claras. Al menos, la intención parecía decidida, valiente.

Sin embargo, como en otras tantas ocasiones a lo largo de un curso que se está haciendo eterno y eso que aún queda lo mejor, el control de los blanquiverdes duró un suspiro. Ante un enemigo muy limitado, también por las bajas, que se sostenía en un 5-4-1 con dos laterales profundos, las imprecisiones tardaron poco en aparecer, y El Ejido lo aprovechó para crecer. Cova, carrilero diestro, dio el primer aviso con un remate de cabeza picado tras envío desde el otro perfil de Olavide, carrilero zurdo, que atajó Frías en dos tiempos.

Javi Flores es derriba por Checa, central de El Ejido. Javi Flores es derriba por Checa, central de El Ejido.

Javi Flores es derriba por Checa, central de El Ejido. / Javier Alonso

Esa primera aproximación local equilibró el choque. Los celestes, sin estirarse en exceso, apenas limitándose a no cometer errores, pasaron a tener un ligero dominio de la situación ante un Córdoba que defendía en bloque medio, aunque por momentos con el habitual déficit de intensidad. Y eso permitió alguna licencia a los almerienses, como una falta lateral que obligó a la primera reestructuración por parte cordobesista. Xavi Molina quedó noqueado tras un choque con Frías provocado por un empujón de Boris, que se fue de rositas mientras el central visitante abandonaba el terreno de juego ante la decisión del técnico de reducir riesgos.

Un movimiento que devolvió al campo a Djetei y que no afectó en exceso a los blanquiverdes, que casi de inmediato disfrutaron de su primera gran oportunidad. Javi Flores, más escondido de la cuenta, recibió en tres cuartos de campo con tiempo para levantar la cabeza, y lanzó a Willy, que pisó el área y, tras recortar, dio por fin trabajo a Wilfred. Nahuel y Moutinho la pedían en segunda oleada, aunque estaban demasiado lejos de la jugada como para convertir el instinto goleador de todo punta en algo diferente al remate. Acto seguido, una irrupción por la izquierda de Jesús Álvaro volvió a exigir la respuesta del cancerbero celeste.

Con apenas un par de sustos, el Córdoba volvía a tener presencia en el partido. No la suficiente como para hacerse acreedor al triunfo, pero sí para contener a su adversario. Javi Flores, tras un pase atrás de Nahuel y ante la llegada a la desesperada de Checa, remató alto antes de que El Ejido firmara dos aproximaciones con relativa claridad. Sobre todo, la segunda, con un buen envío de Cova al que Sergio Pérez dio continuidad con un zurdazo desde el verde que se fue por apenas un palmo. Antes, Víctor Pérez también obligó a Frías.

Como suele ocurrir cuando uno está cogido con alfileres, ese par de llegadas volvió a hacerse tambalear a la escuadra visitante, hasta el punto de que Farrando se entretuvo ante Olavide en una jugada con ventaja y en la que terminó viendo una amarilla que le acarrea suspensión y ofreciendo una falta lateral a su rival. Un despiste que nada tuvo que ver con el que la zaga al completo ejidense tuvo ya camino del descanso y que sirvió para virar el signo del choque. Nahuel ganó un balón sin dueño y fue trabado por Cova ya en el área, y el penalti, clarísimo, lo transformó en gol Alberto del Moral. El más joven tomó la responsabilidad cuando la exigencia más apretaba, mostrando ese carácter que tanto se echa en falta en otras fases de los partidos.

Alberto del Moral dispara a gol desde el punto de penalti. Alberto del Moral dispara a gol desde el punto de penalti.

Alberto del Moral dispara a gol desde el punto de penalti. / Javier Alonso

Defensa ante el paso al frente celeste

Con el marcador en contra, Fran Alcoy aprovechó el tiempo de descanso para cambiar la fisonomía de su equipo con dos sustituciones, dibujando un 4-4-2 con un central como Zubiri tapando el lateral derecho y Jonxa el izquierdo, Olavide ya en labores ofensivas y Etxaniz formando arriba con Boris. Una modificación que aumentó la presencia en campo contrario de El Ejido, aunque hubo que esperar más de un cuarto de hora para la primera aproximación realmente clara: Olavide la puso desde la línea de fondo y Djetei metió al pie para evitar el remate en el palo corto de Etxaniz, mientras Bernardo bloqueaba, al límite, al otro ariete.

El Córdoba, excesivamente cómodo, apostaba de nuevo por dejar hacer a su enemigo, con el riesgo que eso supone siempre que la ventaja es tan exigua. Ni siquiera la entrada de Ródenas, que se tiró otra vez al perfil diestro donde estaba Moutinho, sirvió para tener más balón ni más control. De hecho, para ver ligeramente cerca el segundo hubo que esperar a alguna acción aislada, sobre todo a pelota parada; una segunda jugada con buena acción individual de Willy no acertaron a rematarla ni Ródenas, de taco, ni Bernardo.

Nahuel Arroyo deja atrás a Cova, lateral de El Ejido. Nahuel Arroyo deja atrás a Cova, lateral de El Ejido.

Nahuel Arroyo deja atrás a Cova, lateral de El Ejido. / Javier Alonso

Fue apenas un descuido, pues el único objetivo blanquiverde ya en ese momento era tener la posesión, casi rehusando a atacar, dando por buena la mínima renta obtenida. Y eso, ante la dificultad manifiesta de los blanquiverdes para defenderse con el balón, provocó sustos, y no solo con los constantes centros laterales, sino hasta con un zurdazo de Olavide que acarició el poste e hizo aumentar el miedo en el CCF, que pasó a reforzar su medular con el músculo de Djak Traoré, adelantando a Mario a la posición de Javi Flores.

Todo quedaba a expensas de no recibir gol para mantener el momentáneo triunfo. Y el equipo de Alfaro se esforzó con todo para que así fuera ante los últimos intentos a la desesperada de El Ejido, que enterró sus opciones con balones colgados que, no sin dificultad, provocada sobre todo por los nervios, acabó sacando un bloque cordobesista que murió con todo en campo propio, con la única licencia de una contra de Willy que el extremeño mandó al limbo con una vaselina lejana. No hizo falta para amarrar una victoria que deja con vida al Córdoba, aunque teniendo que esperar un favor del Yeclano en Sevilla... siempre que el trabajo propio quede hecho, y eso no está tan claro.

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