La salida de Andrés Martín va camino de convertirse en el culebrón de la antesala del verano. El punta sevillano jugará, salvo sorpresa, en el Rayo Vallecano, pero todavía habrá que esperar para dar oficialidad a la operación. El acuerdo total entre el Córdoba CF y el club madrileño sigue sin tener validez porque falta la firma del jugador, que tampoco se produjo el martes y, tal vez, llegue este miércoles.

¿Por qué tal retraso? Porque faltan por limar una serie de flecos, más fruto del orgullo de las partes implicadas que de otra cosa. Si para acabar el fin de semana y el mismo lunes fue el Rayo quien mostró su enfado –públicamente a través de su entrenador, el cordobés Paco Jémez–, al día siguiente fue el entorno de Andrés Martín quien hizo público su malestar por esas mismas declaraciones, obligando a nuevos contactos para devolver la situación al punto de partida.

Y eso se sitúa en el sábado, cuando las tres patas de la negociación estaban de acuerdo en formalizar el traspaso del joven punta al conjunto de Vallecas, que garantiza a Andrés Martín seguir en el fútbol profesional, en el que debutó esta pasada campaña dejando excelentes sensaciones de presente y, lo que es mejor, de futuro.

De todas las partes, el Córdoba es el único que se mantiene desde entonces en su posición, pues el trato cerrado con el Rayo es el más beneficioso para sus intereses. No solo económicos –ingresará más de dos millones de euros al contado y el negocio podría irse a tres–, porque el acuerdo recoge también que los vallecanos sean el rival en el partido de presentación, a celebrar a primeros de agosto.