El escáner | Jornada 1

El Córdoba CF y el control, el balón y las áreas

  • Sin acaparar la posesión, todo lo contrario, los blanquiverdes pudieron golear al Lorca Deportiva

  • La determinación ante la portería, la propia y la rival, decidió con mensaje: hay que arremangarse

Federico Piovaccari celebra con la grada el único tanto del partido ante el Lorca Deportiva.

Federico Piovaccari celebra con la grada el único tanto del partido ante el Lorca Deportiva. / Juan Ayala

El balón rueda y el Córdoba CF gana. No lo hacía desde el 16 de febrero, también en El Arcángel, también por la mínima. Entonces, un joven Iván Navarro decidió sobre la bocina ante el Sevilla Atlético; el domingo lo hizo un veterano Federico Piovaccari cuando alguno aún buscaba la fórmula para sintonizar Footters y ver el partido en casa. Siete meses y dos días entre ambas victorias; por medio una pandemia que sigue latente y mil dudas en torno a un club que vigila su futuro con optimismo, confiado y confiante en el buen trabajo hecho para intentar escapar del pozo de la Segunda B a la segunda. Nunca lo hizo a la primera, recuerden.

La primera de las 26 batallas que la temporada esconde dejó varios apuntes. Desde la alineación al pitido final. Sabas reforzó su apuesta por el 4-2-3-1 con un once equilibrado por fuera y por dentro, y un puñado de jugones. Y eso evidenció que hace falta un pelín más de esfuerzo para robar más y antes, porque hace ya mucho que el escenario o el nombre no intimidan. Ni siquiera el golpe inicial de Pío, en la primera llegada, desdibujó a un Lorca que tuvo el balón, pero fue incapaz de generar peligro. La milonga de la posesión, otra vez. Dormidina con la pelota ante una escuadra cordobesista demasiado plácida, y eso no es bueno.

Porque bien es cierto que el Córdoba tuvo gran parte del choque el control de la situación. Pero alguna vez lo dejó escapar, y por ahí sufrió. Por ahí y porque no acertó en las cinco o seis llegadas que tuvo, a cada cual más clara. Piovaccari, Moutinho y De las Cuevas, por partida doble, se vieron solos ante el meta lorquino, y fallaron. Todo en transiciones rápidas, apenas un par de toques, como el gol. No es necesario más para dar un susto al enemigo cuando se dispone de tantos quilates de calidad. No sólo arriba, porque tras controlar y borrar los ataques visitantes, una única vez la zaga dejó intervenir a Edu Frías y fue para lucimiento del meta, salvador con un paradón a un testarazo como marcan los cánones, abajo, con fuerza, cerca del palo.

Y eso es precisamente lo que hubiera supuesto no arrancar con victoria ante un recién ascendido, y más en casa. Pero puede pasar. Sobre todo si el grupo no sigue concienciado, durante todo lo que duren los duelos, que hay que trabajar como el contrario, que hay que correr e ir abajo, a los balones divididos. Esperar a ver qué ocurre o a que la pelota llegue al pie es sinónimo de problemas en esta Segunda B que apenas ha hecho más que empezar, y que exige esfuerzos continuos cuando se está en el verde. Para eso hay cinco sustituciones y nueve compañeros más en el banquillo. Sabas los tiene de nivel. Y eso siempre es una ventaja.

Juventud, divino tesoro

Luismi conduce el balón. Luismi conduce el balón.

Luismi conduce el balón. / Juan Ayala

Los dos primeros cambios introducidos por Sabas fueron Luismi y Julio Iglesias, dos de los jugadores con ficha del filial que, si no cambian mucho las cosas, van a jugar bien poco en Tercera esta campaña. Toda una declaración de intenciones del técnico, que ya ha advertido más de una vez que no es de los que suele mirar el DNI a la hora de repartir los minutos; ambos, que se estrenaban así en Segunda B, se ganaron durante la pretemporada no sólo estar en la órbita del primer equipo, sino entrar en la lista y saltar al terreno de juego, como luego hizo también Alberto del Moral cuando el duelo agonizaba para templar los nervios. Si no se malean, el Córdoba ha encontrado ahí un buen filón para regar de savia nueva su plantel en un curso en el que será necesaria la ayuda de todos para intentar abandonar a la carrera el pozo de la división de bronce. Ellos ya saben que tienen la confianza del que toma las decisiones; ahora está en sus pies y su cabeza tener un sitio permanente entre los 20 o los 11 elegidos cada jornada. El futuro es suyo.

Que la Junta tome nota

Más de 6.000 espectadores en Santander. Unos 3.000 en La Coruña. Y sólo 800 en Córdoba, los mismos que en Gerena. La gestión de la pandemia está dejando mucho que desear en España, y no sólo en lo referente a materia sanitaria, que es evidente; también en todo lo demás. El reino de taifas provoca desigualdades dentro de la misma categoría... o la misma comunidad autónoma, por la derivación de la gestión en materia de público a éstas. Ver El Arcángel desangelado ante el Lorca es un primer paso, sobre todo cuando en Primera, Segunda o la Champions se juega a puerta cerrada; pero sólo una zancada hacia lo que parece realmente correcto: que la afluencia sea por porcentaje sobre el aforo, sin otra limitación (la actual es del 65% pero con un máximo de 800, sin mirar escenario, características ni capacidad de respuesta). Y claro está que no es lo mismo rozar el millar de asistentes en El Arcángel, con 22.000 asientos, que en campos de apenas 4.000. De momento, el consejero Imbroda pedirá 2.500 espectadores para la próxima visita de la selección española a Sevilla. Quizás por ahí se abra una ventana... que el Córdoba a buen seguro estudiará.

Aspecto de la grada de Tribuna, con los jugadores del Córdoba CF tras el banquillo. Aspecto de la grada de Tribuna, con los jugadores del Córdoba CF tras el banquillo.

Aspecto de la grada de Tribuna, con los jugadores del Córdoba CF tras el banquillo. / Juan Ayala

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