El mundo del fútbol sigue decidido a terminar la temporada que comenzó el pasado mes de agosto. Y para ello es consciente de que no quedará otra que jugar en los meses de verano, habitualmente reservados en su mayor parte al periodo vacacional de los profesionales del balón y las pretemporadas. Pero la crisis por la pandemia del coronavirus que obligó hace ya casi un mes a paralizar todas las competiciones ha provocado una sacudida que no todos están dispuestos a aceptar, aunque se siguen dando pasos para el acuerdo total.

De momento, la Comisión de Seguimiento de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en la que participan LaLiga y la Asociación de Futbolistas (AFE), ha marcado este martes en su nuevo encuentro vía telemática algunas pautas para la posible reanudación de las competiciones, principalmente dirigidas a garantizar la salud y con un margen mínimo de 72 horas entre los partidos para cada equipo. Una lectura con diferentes matices, según las partes, pero que conduce a un escenario: jugar en verano.

Con el estado de alarma pospuesto, en el mejor de los casos, hasta el próximo 26 de abril y los diferentes protagonistas advirtiendo de la necesidad perentoria de una mini pretemporada de al menos tres semanas, hablar de una reanudación antes de junio es prácticamente una quimera a día de hoy. Algo de lo que son conscientes todas las partes implicadas, de ahí que muchos no acaben de ver con buenos ojos que haya que acabar el curso.

De hecho, en el Grupo IV de Segunda B en el que milita el Córdoba CF, con diez jornadas de la liga regular por delante y un play off, esto obliga a alargar la temporada como mínimo hasta julio, sin descartar agosto o incluso septiembre. Lo mismo ocurre con Tercera, donde dentro del Grupo X están el filial blanquiverde, el Ciudad de Lucena, el Salerm Puente Genil y el Pozoblanco.

Pero teniendo en cuenta que no hay otra salida para "ser justos", como vienen advirtiendo desde la RFEF y las distintas federaciones territoriales, y que sea el terreno de juego el que dicte sentencia, toca continuar dando pasos para garantizar ese escenario. Después de la voluntad de colaboración de la UEFA para priorizar las ligas nacionales, la Comisión de Seguimiento ha trazado este martes nuevas líneas maestras.

De un lado, se ha establecido que el margen mínimo entre partidos de cada equipo sea de 72 horas, una exigencia marcada por AFE siguiendo las directrices del sindicato internacional (FIFPro). De otro, y ahí es donde queda abierta de par en par la puerta a competir en verano, que se atenderá que los partidos queden fijados en horas con condiciones de calor, radiación solar y humedad que no sean contrarias a la salud de los futbolistas.

Es más, de acuerdo con los informes de los expertos encargados por parte del órgano federativo, se aprobarán dos pausas de hidratación por tiempo para combatir las elevadas temperaturas que se puedan dar en esos meses. La RFEF señaló que su presidente, Luis Rubiales, "incidió en la importancia de garantizar la seguridad en el momento que el gobierno y las autoridades sanitarias aprueben el regreso del fútbol".

Más dudas surgen a la hora de prorrogar los contratos más allá del 30 de junio, cuando finalizan un gran número. La Federación, siguiendo las pautas marcadas la pasada semana por la FIFA y la UEFA, pretende establecer un acuerdo común para alargar las vinculaciones de forma sistemática, mientras que la AFE es contraria y defiende el derecho individual del trabajador, que habrá que respetar salvo acuerdo entre las partes.